domingo, 29 de septiembre de 2013

Solo 4. Edición 489, del 28 de SETIEMBRE de 2013. Año IX

LA CITA:

«Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas».


Pablo Neruda 

LO ÚLTIMO: Homenaje a Edgardo Rivera Martínez en Jauja


 La asociación cultural Xauxa, Tiempo y Camino, con el apoyo de diversas empresas e instituciones, organiza el “Homenaje de Jauja a Edgardo Rivera Martínez”, el próximo 5 de octubre, a las 5:30 pm, en la casa de la Beneficencia de Jauja, escribiendo así un capítulo importante en su historia y quehacer cultural.
Con motivo del homenaje, se gestionó, además, el traslado de la exposición “Edgardo Rivera Martínez: una literatura andina de amarus, unicornios y ángeles”, que realizó la Casa de la Literatura Peruana en Lima, durante el mes de mayo y permanecerá abierta al público en general, en el mismo local hasta el 09 de noviembre.

Hace unos meses País de Jauja, considerada por los críticos la mejor novela peruana de los años 90, cumplió 20 años de ser publicada. Edgardo Rivera Martínez, su autor, natal de esta provincia, y uno de los escritores más importantes que tiene el Perú, paradójicamente, ha recibido importantes homenajes y su obra ha sido objeto de estudio en coloquios internacionales de diferentes instituciones académicas y culturales de todo el Perú, sin embargo, Jauja guardaba la deuda con su insigne escritor que merece el mayor de los reconocimientos por la transcendencia de su obra literaria.

Periodismo y libertad de expresión

Jhony Carhuallanqui



En la década del 60, el gobierno peruano reconoció al periodismo como una profesión de formación universitaria y luego, el 01 de octubre de 1980, se crearía el Colegio de Periodistas del Perú mediante la Ley Nro. 22231, norma en la cual se establece que «la colegiación es requisito indispensable para el ejercicio de la profesión periodística», además que para dicha colegiatura «es esencial la presentación del título profesional correspondiente otorgado por cualquiera de las universidades del país».
También esta norma establecía que podían colegiarse los periodistas «que acrediten ejercicio permanente y/o estable», ya que su experiencia debía ser valorada y certificada, beneficio que más tarde, por el proceso de formalización de la profesión, se abandonó, pues los periodistas “empíricos” debían capitalizar su experiencia con una adecuada formación que ennoblezca este patriarcal oficio, que al tener rango universitario debe cimentar —y no descartar— lo que Alberto Fuguet aseguraba: «El periodismo como la prostitución, solo se aprende en la calle».
No pretendo distinguir la calidad del trabajo periodístico profesional del empírico, pues en ambos sectores hemos sido testigos de un ejercicio meritorio como irresponsable, sino, pretendo instituir la necesidad de una formalización en el ejercicio del periodismo, cuya senda fue neciamente detenida cuando se dio la Ley Nro. 26937, donde se estableció que «la colegiación para el ejercicio de la profesión de periodista no es obligatoria», en un atentado a la institucionalidad de esta profesión y un agravio a los más de 5000 estudiantes que se forman en esta especialidad.
Este hecho se concretó tras la ruptura del orden constitucional del año 92, en el gobierno de Alberto Fujimori que, como recordamos, buscaba implementar una política de control de medios y de represión contra los periodistas críticos, originando y promoviendo así el «libre ejercicio periodístico» sustentado en la premisa de que todos tenemos derecho a «la libertad de información, opinión, expresión y difusión del pensamiento (…) por cualquier medio de comunicación social».
Ante esta situación, el Colegio de Periodistas presentó una acción de inconstitucionalidad que el Tribunal Constitucional declaró infundado, argumentando su dictamen en el citado texto y validando así el “periodismo chicha” que ha mermado la calidad informativa, porque ha hecho de la sospecha una evidencia, del insulto, un argumento y del escándalo, un negocio, donde la improvisación, subjetividad y parcialismo hacen de la mentira una camada de mediocridad en una lógica absurda de que todo ciudadano que se expresa es un periodista, como si todo aquel que saque cuentas, fuera contador.
Si un irresponsable compra un espacio en un medio de comunicación y lo usa como tribuna de calumnias y argumenta su libertad de expresión, entonces no ha de llamársele periodista, ni presentarse, ni firmar como tal, pues no pasaría de ser, en el mejor de los casos, un “divulgador” o “comentarista”, sin ningún tipo de responsabilidad ética – profesional y, más aún, es un aprovechado que lucra con ese espacio.
Hay mucho que el colegio profesional de periodistas tiene que hacer y no sólo  en materia de defensa de sus agremiados, sino también en fiscalización, pues es inadmisible su silencio ante situaciones de plagio o falsificación de datos que se han vuelto recurrentes en nuestra localidad y que gozan de impunidad vergonzosa.

Finalmente, queremos saludar a los hombres de prensa que este 01 de octubre conmemoran su día y recordarles lo que Luis Miró Quezada decía: «El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios» y es hora que el oficio sea una verdadera profesión y tengamos presente a Kapuscinski en su ensayo Los cínicos no sirven para este oficio, donde señala que «las malas personas no pueden ser buenos periodistas».

El Circo de la Alegría nos robó el corazón

Luis Puente de la Vega Rojas


Pitillo no sólo es un gran payaso, es un apasionado del arte, un personaje capaz de encarnar los mejores sentimientos y emociones en su público durante una función. Los niños quedan extasiados, los padres maravillados, hay una conexión inmediata que empieza por robarnos el corazón.
Ha dedicado su vida a esto y junto a su familia y amigos nos ha traído un espectáculo fantástico, llenó de fantasía, gracia y alegría, pues sí, El Circo de la Alegría está en Huancayo, con carpa nueva e iniciando, por primera vez, su gira nacional con "MusicAll", que a diferencia de otros, nos brinda la misma puesta en escena que dio en Lima: los mismos números y artistas, la misma duración, música e iluminación, y sobre todo la misma pasión por hacer que su audiencia disfrute al máximo de lo que hacen.
Estará en nuestra ciudad hasta este domingo, 29 de setiembre, con todas sus atracciones: el infartante Davyd Franco en el trapecio, el habilidoso Alberto Mando que nos deleita con su equilibrio sobre ruedas, Diana López, una increíble contorsionista, Bélgica Bells y su show con hula hulas, el agraciado payaso blanco, las deslumbrantes bailarinas (y es decir poco), malabaristas, cantantes y mucho más, claro con las ingeniosas apariciones de Pitillo.

Este elenco concentra mucho de los mejores artistas circenses peruanos, pero también cuenta con artistas venidos de países como Argentina, México, Cuba y Portugal. Lo recomendamos, es un espectáculo hipnotizante, de lo mejor que hemos visto durante los últimos años. Se presenta en nuestra ciudad en sus últimos días (hoy y mañana) con horarios de 3:00, 5:30 y 8:00 pm. En nuestra próxima edición tendremos mucho más sobre Pitillo, el arte del circo, sus estrellas y lo que pasa tras el telón antes y después de cada función, no se lo pierda.

COLUMNA: EL BUEN SALVAJE

Periodismo y pensamiento

Sandro Bossio Suárez

Una de las profesiones (y oficios según se ejerza) con más sentencias desde épocas antiguas, es el periodismo.
Hay tres clases de periodistas: los malos, los buenos y los extraordinarios. Los malos son los que se conforman con la información caída del cielo; los buenos van tras el rastro de la noticia; y los extraordinarios reciben la información del cielo, la cotejan con la realidad y hacen de esa información una escuela de vida. Siempre lo he creído así.
En la Grecia Antigua, donde cada ciudadano ejercía minoritariamente un periodismo primitivo en plazas y mercados, decía Aristóteles sobre este oficio: «Informar involucra una cuota de poder, la facultad de imponer formas».
En Roma, donde nació el primer periódico (el “Acta Diurna”, un cartel escrito a mano con información estatal fresca, pegada a las paredes públicas), Petronio dijo que se trataba de «una de las formas, la principal, de movilizar a la sociedad».
En la Edad Media, el gran Pietro de Aretino (dramaturgo y escritor del Renacimiento italiano, temido por sus investigaciones periodísticas sobre las corruptas cortes de la época) dejó dicho que toda la fortuna que había logrado no había sido por “publicar”  reportes de investigación, sino por “no publicar”.
Miguel de Cervantes, en uno de sus relatos, señala que el periodismo «es el rastro diario de la historia». Carlos Marx dice que el periodismo no es ni hace nada. Quien es y hace todo es el hombre. Joseph Pulitzer, creador del sensacionalismo (no necesariamente malo si lo consideramos una escuela reformadora) dijo que quedaba «muy interesado en el progreso y avance del periodismo, después de haber dejado parte de mi vida en esa profesión, la recuerdo como una noble carrera de inigualable importancia por su influencia».
Zenaida Bacardí de Argamasilla es una brillante escritora, poeta y religiosa cubana que dice, tajantemente, que el periodismo no es un oficio: es una vocación y se necesitan muchas condiciones para ejercerla. Pero también dice que la vida de un buen periodista no se “atasca” a la hora de la prebenda, ni del miedo, ni del soborno.
El novelista inglés Arnold Bennet (quien afirmaba que Homero no escribió La Ilíada, sino un contemporáneo suyo llamado también Homero, y de ahí la confusión) dijo que «los periodistas dicen algo que saben que no es verdad con la esperanza de que, si lo siguen diciendo, acabará siéndolo». 
El papa Juan XXIII, ahora beato y pronto santo, señala «rezo por los periodistas que, a veces, se meten a profetas en lugar de ser cronistas de la realidad». El gran Paco Umbral sentenció a mediados del siglo XX: «El periodismo mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al Gobierno inquieto».
El argentino Rodolfo Walsh, autor de Operación masacre, afirmó que el «periodismo es libre o, sencillamente, es una farsa». Kurt Tucholsky sentenció que «el periodismo es el tejido de mentiras más complejo que jamás se haya inventado».
Ryszard Kapuscinski debe ser considerado el héroe del reporterismo de guerra. Dijo de su carrera: «En el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico».
Dejamos para el final las sentencias de uno de los escritores y periodistas más brillantes que tiene nuestra patria americana: Gabriel García Márquez. Este gigantesco novelista empieza diciendo que el periodismo es una «pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad». Aquí hay una más: «Actualmente las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores». O esta otra: «El infortunio de las facultades de Comunicación es que enseñan muchas cosas útiles para el oficio, pero muy poco del oficio mismo». Y finaliza: «Los periodistas se han extraviado en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro».

El escritor chileno Alberto Fuguet le pone la cereza a la torta: «El periodismo, como la prostitución, se aprende en la calle». Esto, desde luego, no es cierto del todo.

BREVIARIO: Juegos Florales Nacionales cierran convocatoria este lunes

La Municipalidad Provincial de Huancayo tiene la convicción de que cultivar al ser humano reafirmando su creatividad, su sensibilidad y su criticidad, es por ello que durante los últimos meses ha convocado a los I Juegos Florales Nacionales “De Cádiz a la Plaza de la Constitución de Huancayo”.
En este certamen, los interesados podrán participar en los géneros o áreas de Poesía, Narrativa (Novela Corta), Ensayo y Composición musical.
La entrega de las obras estará abierta hasta este lunes, 30 de setiembre del año en curso, y los ganadores en cada categoría se harán acreedores a S/. 5 000.00 (S/. 2000.00 para el segundo lugar), un  meritorio diploma de honor y la publicación de su obra.

Para mayor información y las bases generales las podrán hallar en www.cultura.munihuancayo.gob.pe.

Concurso escolar de música

Desde hace 30 años, Nueva Acrópolis viene sembrando semillas de armonía y talento en nuestra niñez, incentivando sus inclinaciones al arte en general. Por ello, invitan a los interesados a participar de su Concurso Escolar de Música que se desarrollará el viernes 25 y sábado 26 de octubre, y el concierto de ganadores el viernes 08 de noviembre del presente, en el auditorio del Colegio Andino. Para mayores informes en Pje. San Lucas No 153, Urb. Chorrillos, Altura Cdra. 19 de Calmell del Solar, Huancayo. A los teléfonos (064) 217471 y #99680203, o al email: huancayo@acropolisperu.org.

COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO

El conjuro

Jorge Jaime Valdez


El cine de terror tiene una larga tradición y repite fórmulas desde el cine silente. Pocas cintas escapan del estereotipo, de lo esquemático. El malayo James Wan, después de haber hecho una cinta gore como Saw, se desmarca de lo convencional y nos presenta dos películas muy parecidas, la notable Insidious, que aquí se llamó La noche del demonio y la cinta que nos ocupa, El conjuro.
La trama es similar a los filmes del género: una familia compuesta por cinco niñas y sus padres se muda a una casa enorme y, de a poco, empiezan a ocurrir cosas extrañas. Ante la impotencia del padre por controlar los sucesos, contratarán a dos esposos especialistas en casos paranormales. Hacia el final se realizará un exorcismo sin la autorización de la iglesia católica y los espíritus malignos se manifestarán con toda su parafernalia. Descrita de esta forma, la historia no aporta nada nuevo, lo interesante de este trabajo es el tratamiento personal que hace su director, ya lo había insinuado en su película anterior, pero en esta su estilo se decanta y estiliza.
Toda la primera parte de la cinta es estupenda, el terror no es explícito, paulatinamente van sucediendo cosas extrañas: olores pestilentes ocupan la casa, aparecen inexplicables moretones en el cuerpo de la madre, la mascota aparece muerta, los pájaros se estrellan contra la casa, etc. En la aparente normalidad, el miedo va avanzado sigilosamente, la secuencia donde la niña juega a las escondidas con su mamá es muy lograda, así como ese museo de objetos diabólicos que guarda la familia Warren, que sorprende por su sordidez.
Otra cosa que aporta a la atmósfera de la historia es que recrea la década de los setentas. La puesta en escena está muy bien y la música de la época contrasta con la presencia de lo desconocido. La fotografía y los colores vintage le imprimen originalidad a la cinta y la distancian de Insidious. La familia compuesta casi solo por mujeres también resulta algo curioso y que una de las niñas sea sonámbula le suma ambigüedad.
El conjuro empieza a fallar hacia el final, cuando descubrimos el origen del mal y todo se vuelve explícito. El exorcismo, los fantasmas, la música estridente, los objetos que vuelan por los aires, la casa encantada y la madre poseída nos muestran situaciones que hemos visto miles de veces. Seguramente, sin caer en las fórmulas de las cintas de terror al estilo Rec, La bruja de Blair o Actividad paranormal, que juegan al “falso documental” —nos quieren hacer creer que lo que vemos sucedió realmente—. A pesar de esta observación mínima, la cinta de Wan es singular y se ve con mucho agrado. No es efectista sino hasta el final y eso la distancia, considerablemente, de los cientos de películas de terror que se proyectan al año.

El conjuro asusta con inteligencia y el espectador se involucra con la ficción. Es curioso que las personas paguen una entrada para asustarse sabiendo de antemano que lo que verán es una fantasía, una ilusión, como lo es el cine mismo. Quizás la magia del cine esté allí, en ese contrato intrínseco entre el espectador y la obra, en ese pacto silencioso que hace posible que funcione esa gran ilusión, llena de luces y sombras, de historias que se repiten una y otra vez, pero que gracias al talento de nuevos creadores, recrean y aportan para que ese “tren de sombras” siga iluminando nuestras retinas y no se detenga nunca.

PERFUME DE MUJER:

Poema I

Pablo Neruda



Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos
Te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
Y hace saltar al hijo del fondo de la tierra. (…)
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
¡Ah los vasos del pecho! ¡Ah los ojos de ausencia!

¡Ah las rosas del pubis! ¡ Ah tu voz lenta y triste!

POESÍA: Me voy a la alegría

Julio Cajahuanca

Me voy a la alegría
a la sonrisa que se confunde con el grito.
Cuando entres deja la luz encendida, si fuera posible un corazón lleno de tabaco
porque a donde voy, no hay regreso.

Guarda bien mis libros
y mis sueños
que olvide sobre la ventana.
Para el que vendrá
a concluir el camino
hacia los escombros que dejó el alba.

Alguien me llamará
con su imagen luminosa.
Pero ya será tarde
porque conmigo
se habrán acabado
sus últimas lágrimas.

Solo mi sombra
y el viento fresco
del invierno
envolverán mi rostro.

Cuando entres a mi soledad
besa el polvo que dejaron mis cabellos
mis pasos hacia el sepulcro en viaje,
mis juegos de maldito Chiquillo.

Entonces llegará el frío
con su olor a ropa recién lavada.
Esperará,
diciembre mi eternidad
y se morirá de cara al cielo

esperando la lluvia.

La fajina o “chaccmay” faena

Mikeas Raymundo Meza

La fajina, o “Chacmay”  faena,  es una actividad ritual en homenaje a la tierra y al trabajo comunal.
Comas, de hijos labriegos, este 29 de setiembre cumple 188 años de haber sido fundada por Simón Bolívar. En homenaje a este aniversario y por derecho propio de cultivar las tradiciones de la cosmovisión andina, el Ministerio de Cultura declaró  Patrimonio Cultural de la Nación a la danza La fajina o “Chacmay”  faena,  por ser una actividad ritual en homenaje a la tierra y al trabajo comunal.
¿De qué trata? Es la celebración a la ejecución comunal de roturación de la tierra, usando herramientas agrícolas ancestrales como la “chakitaqlla” o arado de pie. Esta festividad andina, expresada de manera ritual y festiva, transmite tradiciones ancestrales como: la faena o “ayni”, la religiosidad andina, el manejo productivo, la música, el baile, la comida, el uso y vigencia del quechua y de la “chakitaqlla”, la estrecha relación del mundo andino con la naturaleza heredada de los tiempos prehispánicos, el sistema tradicional de rotación de cultivos y su organización por un periodo de cinco o seis años.
El uso de la “chakitaqlla” constituye un tipo de tecnología agrícola que hasta hoy es idónea para determinados cultivos y terrenos en las andenerías de Comas. Las chacras son trabajadas de forma colectiva y solidaria por los comuneros de cada barrio; además, es parte del culto a la “Pachamama” o madre tierra.
 La versión contemporánea de La fajina surgió en 1900, cuando la Iglesia Católica donó imágenes al pueblo: el primer barrio tiene como patrón al Santísimo Amo; el segundo barrio, a la Virgen Purísima; el tercer barrio, al Patrón Santiago; y el cuarto, a Ánimas Benditas. De esta manera se introdujo en la antigua tradición del “chacmeo” comunal los elementos de la religión católica.
Esta festividad se desarrolla al compás de una orquesta, que incluye la tinya que entonará las melodías en tres tiempos denominados: “pasacalle”, ritmo que acompaña los desplazamientos de los grupos, la uchuccha”, intermedio musical y “champaticlay”, melodía que acompaña el volteo de la tierra. Cinco meses antes se recogen leña para los mayordomos, una semana antes se prepara la chicha. El primer día de elaboración de ésta se realiza el “camachinacuy” o súplica, actividad que reúne autoridades, mayordomos y familiares para acordar el proceso de la celebración y establecer normas y sanciones durante la fiesta.
La fajina dura seis días: el primero es el “chaclapichay” o limpieza de la chacra, luego, se inicia el “chakitincuchi” o “igualado de pies” al compás de las orquestas de cada barrio. El segundo día realizan el botija apalay” o cargado de la botija, que consiste en el traslado a las chacras de chicha con flores de dalia y con la bandera peruana. Se realiza una misa en honor a los patrones de los barrios, salen en procesión por la plaza con orquestas, se hace el “panco cuchuy” o corte de carne, plato típico de esta fiesta. El tercer día se da el “chacmeo” o champa ticlay”, que consiste en levantar bloques de tierra con las “chakitaqllas” y es asistido por los “calchicos”, personajes que ayudan a voltear la tierra con las manos.
Durante el día, con cohetes, son llamadas las “vasallas” para llevar el panco”, a la chacra de cada barrio. Éste será degustado por toda la población. Por otro lado, las vasallas” son mujeres vestidas con traje tradicional de la región, serpentinas y pañuelo en mano, con alegría y coqueteo, rinden reconocimiento a los “taqlleros”. El cuarto día realizan el botija apalay” y llevan los botijones de chicha a los terrenos y continúa el “chacmeo” en las chacras, animados por las orquestas y música de la chirísuya”.

El quinto día, el chacla juntay”, es el fin del trabajo agrícola para  trasladarse a las chacras de los barrios. Se inicia el concurso de “taqlleros”, participan los barrios, se comparte el almuerzo y se elige nuevos mayordomos para el siguiente año. El sexto día, se realiza el “corta monte”, todos se concentran en la Plaza Cívica, donde se hace el “despacho" o “chaccha”: en cada esquina de la plaza se dispone una mesa ritual que consiste en el tendido de mantas sobre las que se colocan hojas de coca y cigarros, entonces tenemos la “hualla”, ceremonia en la que familiares y asistentes colocan dinero en un poncho que entregan a cada mayordomo como apoyo. Al caer la noche,  se despide a La fajina que se realiza en el mes de febrero, días antes o después de los carnavales.