jueves, 17 de enero de 2013

Solo 4, “452”, del 12 de ENERO de 2013, año IX


LA CITA:

«Cuanto yo viví en la niñez, en los dolores que se me contagiaron en la infancia, siguen influyendo de manera muy poderosa en cuanto pienso y en todo lo que siento como miembro de la sociedad.»

José María Arguedas

LO ÚLTIMO: José María Arguedas, narrativa de Los Andes



El 18 de enero de 1911, en Apurímac, nace el escritor José María Arguedas, y con él, la obra más trascendente jamás escrita sobre el mundo andino. Perdió a su madre de muy pequeño y, por la ausencia del padre, debido a los crueles maltratos que recibía de su madrastra y hermanastro, fue criado por los sirvientes indios, de quienes aprendió el amor y la ternura, y adoptó su lengua y tradiciones.
Estudió letras en "San Marcos", primero Literatura y luego Etnología, por la cual, tuvo un acercamiento aún mayor a la gente de Los Andes. Hizo un trabajo etnográfico impecable, que evoluciona y disgrega palmo a palmo la realidad peruana del indio a la mitad del siglo XX; sin embargo, éste no se iguala a su extraordinaria narrativa resumida en "Agua" (1935), "Yawar Fiesta" (1941), "Diamantes y pedernales" (1954), "Los ríos profundos" (1958), "El Sexto" (1961), "La agonía de Rasu Ñiti" (1962), "Todas las sangres" (1964), "El sueño del pongo" (1965), "El zorro de arriba y el zorro de abajo" (publicado póstumamente en 1971), donde siempre retrata el mundo andino y sus vivencias infantiles con el indio.
Arguedas eligió dejarnos hace más de 40 años (Lima, 1969), pero sus obras se han incrustado en nuestro legado cultural más importante.

Resiste, compañero Víctor


Eduardo González Viaña

Víctor Jara (Chile, 1932-1973).

En el segundo piso del entonces Instituto Nacional de Cultura de Lima, Víctor Jara y yo estábamos conversando. En esos días, el famoso cantante chileno terminaba una gira por el Perú. Era setiembre de 1973. Faltaba una semana para que Víctor fuera asesinado.
Dicen que cuando uno va a morir repite sus pisadas. Tal vez eso le ocurría. Por más de dos horas, me habló de su infancia en Lonquén y de su madre quien le inspiró la canción más conocida de su repertorio: “Te recuerdo, Amanda”. Recordó también la época en que estudiaba en el seminario redentorista y pensaba en ser sacerdote.
Dos personas deseaban hablarle. Me hice a un lado para no ser indiscreto, pero me di cuenta por los gestos que Víctor estaba declinando una invitación. Lo último que dijo en voz alta fue: «Gracias, muchísimas gracias, pero no».
En ese momento, me animé a invitarlo a Trujillo: «En la universidad, todos querrán oírte. Puedes quedarte en una casa que tengo. Quédate, hermano, todo el tiempo que quieras».
Víctor sonrió con tristeza: «Dices lo mismo que esos amigos», y señaló a las personas con quienes acababa de hablar. «Quieren llevarme a Quito y hacerme recorrer Ecuador. Y tú quieres que me quede a vivir en Trujillo… No, Eduardo. Lo que ustedes tratan de hacer es evitar que yo regrese a Chile».
En efecto, había mucho de eso en nuestras invitaciones. Los periódicos señalaban que un golpe militar era inevitable allí. Los ricos y los poderosos no podían tolerar las reformas sociales iniciadas por el presidente Salvador Allende. Las empresas trasnacionales conspiraban. En cualquier momento iban a comprarse un sargento para que hiciera la tarea sucia.
«Tengo un deber con mi patria. Aprendí a amar la justicia social en los días en que era seminarista, y me di cuenta que esa era la verdadera prédica de Cristo. Por eso entré a la Juventud Comunista. Si ocurre algo, debo estar en mi puesto de lucha». Arturo Corcuera y yo lo acompañamos al aeropuerto.
El resto es conocido. El 11 de septiembre, apenas tuvo noticias de lo que estaba ocurriendo. Víctor Jara se dirigió a la Universidad Técnica donde laboraba. La consigna era resistir en los puestos de trabajo. Se suponía que eso iba a detener a los golpistas, pero un batallón se metió en el edificio a sangre y fuego. Se llevaron a todos los que quedaban vivos. Los condujeron al estadio de Santiago.
A Víctor, en cuanto lo reconocieron, le dieron “un trato especial”. Al cantor de los chilenos, y de todos los jóvenes latinoamericanos, le colocaron las manos sobre una plataforma de acero y se las trituraron. Luego de muchas otras torturas, expiró, mas eso no les bastaba a sus verdugos. Le acribillaron el cuerpo con más de 40 balazos.
Las noticias señalan que los ocho ejecutores del crimen han sido identificados. El oficial que lo dirigía no cesa de hacer justificaciones lloriqueantes desde Florida, donde reside.
No importan ni los nombres ni el rostro de los miserables. Deben de tener las mismas uñas sucias y los mismos ojos asustados que los acompañarán hasta el fin de sus días. Más importa responder otras preguntas: ¿quién dio las órdenes? ¿Quién mandaba al oficial? ¿Y a su comando? ¿Y al general Pinochet? Los ricos, los grandes propietarios, las empresas norteamericanas. Ellos aplastaron la democracia chilena y erigieron un reino de terror con miles de presos, torturados y muertos. Ellos, y no los resistentes, son los reales terroristas que espantan y oscurecen la historia de nuestra América.

Luna cercana


Gerardo Garcíarosales



Era las seis de la tarde del día martes diecisiete de mayo. Me habían delegado una misión periodística casi inusual. Partí de la capital hacia un lugar alto y descampado, situado en un valle cercano a la cordillera. Como dije, iba en misión periodística, y tenía que hacer un reportaje sobre la peculiar luna llena que se presentaría esa noche, pues los reportes meteorológicos del observatorio de MontBlanc así lo habían precisado.
El reporte daba cuenta que esa noche la luna estaría más cerca de la tierra, por tanto, su brillo sería desacostumbrado y extraordinario, un fenómeno que solo se repite cada setenta años, para ser exactos.
El arribo a nuestra meta estaba cerca y solo era cuestión de minutos. Mientras tanto, en ese ínterin, contemplaba desde mi ventana la belleza nocturna del paisaje plateado. La luna, que ya había salido entre las montañas, parecía estar hecha de sillares. La vista era magnífica, clara.
Sería cerca de la medianoche. El autobús marchaba veloz serpenteando el caudaloso río hasta vencer la penúltima curva; pero, por aquellas cosas inexplicables del destino, el vehículo hizo un repentino zigzagueo y, en segundos, fue a dar a las frías y turbulentas aguas. Después que el pesado bus diera varias vueltas de campana, se hundió lentamente arrastrado por la corriente. Lastimosamente, fueron pocos los que se salvaron.
Mi desconcierto fue terrible, pues el accidente nos sorprendió cuando la mayoría dormía. Ante lo irreparable, el instinto de conservación puso la fuerza y el coraje, y junto al acompañante que compartía conmigo el mismo asiento, logramos llegar nadando hasta la orilla opuesta. Realmente, la blancura resplandeciente de la luna fue nuestra salvación, pues, como dije, iluminaba el cielo como si estuviese amaneciendo.
Una vez que logramos ganar la orilla, nos sentamos extenuados sobre la húmeda arena para descansar; luego, después de una reparadora tregua, y repuestos de aquel tremendo susto, nos pusimos a caminar buscando una mano amiga que nos ayude a salir de aquel fatídico incidente.
No sé cuánto tiempo transcurrió ni cuanta distancia recorrimos, pero, cuando íbamos caminando, encontramos tendido sobre las piedras un cuerpo sin vida, y nos aprestamos a auxiliarlo. Al acercarnos, rápidamente pude reconocer que el rostro del fallecido era de mi ocasional acompañante. Conmovido y astillado por la  impresión, me quedé anulado sin poder hacer nada, observando cómo él se perdía entre la luz de la luna.
Todo se volvió en mí una desolación inexplicable y, al instante, cuando reaccioné, aceleré el paso para huir de esa cruel realidad; luego, más allá, me topé con otro cuerpo derribado sobre la fría arena, entonces brotó en mí un sentimiento de solidaridad inexplicable, y me acerqué a él para limpiarle el rostro y cerrarle los ojos. En ese preciso momento sentí que sobre mí se posaba el peso resplandeciente de la luna, acompañada de una paz desconocida que se hundió en mi corazón; fue entonces que acaricié ese rostro, que era el mío.

Nominados al Oscar 2013


Solo 4



La esperada gala de los Premios Oscar 2013 se acercan, por lo cual está semana la Academia publicó sus esperadas nominaciones, compartiendo grandes sorpresas e inesperadas ausencias.
Como Mejor Película están nominadas: "Amour", "Argo", "Bestias del sur salvaje" (Beasts of the Southern Wild), "Django sin cadenas" (Django Unchained), "Una aventura extraordinaria" (Life of Pi), "Lincoln", "El lado bueno de las cosas" (Silver Linings Playbook), "La noche más oscura" (Zero Dark Thirty), y la nueva adaptación de "Los miserables".
A Mejor Actor tenemos las nominaciones de los favoritos Bradley Cooper por "El lado bueno de las cosas", y a Daniel Day-Lewis por su protagónico en "Lincoln", además del sorpresivo Hugh Jackman por  "Los miserables", o los infaltables Joaquin Phoenix  por “The Master” y Denzel Washington por “Flight”.
A Mejor Actriz: Jessica Chastain (La noche más oscura), Jennifer Lawrence (El lado bueno de las cosas), Emmanuelle Riva (Amour), Quvenzhané Wallis (Bestias del sur salvaje), y Naomi Watts (Lo imposible).
Podrían recibir la estatuilla como Mejor Actor y Actriz de Reparto correspondientemente: Alan Arkin (Argo), Robert De Niro (Bestias del sur salvaje), Philip Seymour Hoffman (The Master), Tommy Lee Jones (Lincoln), Christoph Waltz (Django Unchained), Amy Adams (The Master), Sally Field (Lincoln), Anne Hathaway (Los miserables), Helen Hunt (The Sessions), y Jacki Weaver Silver (Silver Linings Playbook).
A Mejor Director destacan claramente las nominaciones de "Amour" (Michael Haneke), "Bestias del sur salvaje” (Benh Zeitlin), "Una aventura extraordinaria" (Ang Lee), “Lincoln” (Steven Spielberg), y "El lado bueno de las cosas" (David O. Russell).
Por último, como Mejor Película Extranjera tenemos "Amour" (Austria), "Kon-Tiki" (Noruega), "A Royal Affair" (Dinamarca), "War Witch" (Canadá), y la única Latinoamericana en competencia, "No" (Chile).

BREVES: Muestra pictórica “Espacios cósmicos”


Desde el 19 de diciembre del 2012 al 31 de enero de 2013, se presenta la muestra pictórica “Espacios Cósmicos”, del artista plástico Daniel Jiménez. Esta exposición cuenta con una variada colección de cuadros, donde surge una nueva cosmogonía con elementos terrenales y oníricos, que se encuentran finamente emparejados al equilibrio y caos del universo.
"Espacios cósmicos" es organizada por el Instituto de Promoción del Patrimonio Cultural - LUMI, y pueden ir a visitarla a la Galería café "Imaginarte", Jr. Ancash Nº 260, Huancayo. De lunes a sábado, a partir del mediodía. El ingreso es libre.

COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO


Una aventura extraordinaria

Jorge Jaime Valdez



“Una aventura extraordinaria” es el arbitrario nombre con que llegó “Life of Pi” (La vida de Pi), la última película del camaleónico director taiwanés Ang Lee, quien puede convencernos filmando en países muy distintos, historias y géneros que no tienen mucho que ver unos con otros.
Esta vez, nos cuenta las aventuras de un adolescente tras la muerte de su familia durante un naufragio. Piscine Molitor Patel, es el estrambótico nombre real de Pi, quien queda en un bote a la deriva en altamar, acompañado solamente por un fiero tigre de bengala llamado Richard Parker.
Lo más rico de la cinta está, justamente, en esa extraña convivencia entre el chico y la bestia. Veremos que una probable amistad entre ambos, se va haciendo agua por la naturaleza del animal.
No es un filme para niños, y el tigre no es un personaje de Disney, así que la convivencia entre ambos será difícil. Es también una historia de aprendizaje: el personaje que vemos aprende a través del sufrimiento, y se convierte en hombre de la manera más difícil y atípica.
“Una aventura extraordinaria” falla en la larga introducción, que presenta al protagonista ya viejo, contándole su historia a un escritor canadiense. A través de “flash backs” nos vamos enterando de la vida de Pi desde niño en la India, la excesiva reiteración de las vueltas al presente cansa un poco y le quita fluidez al relato. Otro aspecto en contra es el exceso de efectos especiales que le quitan veracidad a la trama, pareciera que todo está filmado para ser visto solo en 3D, los artificios psicodélicos agotan. El mar tan calmado, por momentos, parece un estanque de estudio, y en otros se asemeja a un espejo gigante. Los peces voladores y de colores fosforescentes, la ballena brillante o la isla carnívora, poblada por suricatos, le quitan verosimilitud.
Recuerdo “El náufrago” y la odisea es casi la misma, la diferencia está en la soledad de Pi, quien flota acompañado por el tigre hambriento, mientras que el náufrago solo tenía por compañía a una pelota (Wilson). El final tampoco convence, la larga historia que cuenta Pi a los japoneses en el hospital es innecesaria e irrelevante, como todo el rollo religioso que busca aleccionarnos sobre la magnificencia de Dios, sin importar el color y la cultura que uno tenga.
Un filme como este debería ser proyectado en su idioma original y con subtítulos, lamentablemente, sólo llegó doblada, como casi todas las películas que vemos en Huancayo. Pareciera que aquí la gente que va al cine no supiera leer, y como si la traducción no fuera suficiente, doblaron la cinta con un ridículo acento “hindú”. Es común ver esto en las parodias que se hacen de árabes, judíos, chinos o negros, pero ver a los personajes de este largometraje hablando como “hindús” es, por decir lo menos, ridículo e insoportable. Lo único que se hace es reforzar esos antipáticos estereotipos. Si ya llegó en español (como le gusta a mucha gente, que no lee ni subtítulos), ¿por qué el doblaje no es neutro? Estos excesos le quitan mucho a la obra, pues la vemos mutilada y a nadie parece importarle.
En conclusión, Ang Lee sale bien librado de una apuesta arriesgada. Parecía una adaptación imposible de hacer, mas el talento y oficio del cineasta nos entrega una historia emocionante y divertida. Es altamente recomendable a pesar que sigo creyendo que “Secreto en la montaña” (Brokeback Mountain), esa gran historia de amor entre dos vaqueros, es superior.

PERFUME DE MUJER:


Como agua para chocolate

Laura Esquivel



Tita, de rodillas, inclinada sobre el metate, se movía rítmica y cadenciosamente mientras molía las almendras y el ajonjolí.
Bajo su blusa sus senos se meneaban libremente pues ella nunca uso sostén alguno. De sus cuello escurrían gotas de sudor que rodaban  hacia abajo siguiendo el surco de piel entre sus pechos redondos y duros (…) Permanecieron en éxtasis amoroso hasta que Pedro bajó la vista y la clavó en los senos de Tita. Ésta dejó de moler, se enderezó y orgullosamente irguió su pecho, para que Pedro lo observara plenamente.

MICROCUENTO:


Un regalo de mi porvenir

César Silva Santisteban



Aunque temo a la agonía, más aun temo a la falta de valor para aceptarla como creo que ella es: el preludio de la ausencia de todo —la antesala del cero absoluto, de nada—. Como sana reacción, desde luego, amo impúdicamente a la vida.

BREVIARIO: Descargue el libro digital “Premio Solo 4”



Hace poco premiamos a todos los ganadores y finalistas del I Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4”, y publicamos en nuestra edición 444, los relatos ganadores. Sin embargo, aún tenemos algunos textos que usted, estimado lector, no ha descubierto.
Hemos editado todos los cuentos finalistas de nuestro certamen en un solo volumen, para que usted pueda descargarlo y leerlo desde cualquier medio digital.
Lo único que tiene que hacer es visitar nuestra página en Facebook, o nuestro blog (http://suplementosolo4.blogspot.com/), y bajarlo a su computadora.
Es completamente gratis. ¡Pase la voz!

Deconstrucción e interpretación textual


Jhonatan Pomasunco Lozano


Jacques Derrida 

La huella es presencia de vida, y esto, Jacques Derrida al fallecer, lo demostró. Derrida había creado una huella inconmensurable a lo largo de las tres décadas anteriores a su muerte y luego, con ésta última, surgía también la apertura a una serie de debates en torno a su pensamiento, un pensamiento innovador muchas veces menospreciado pero sin éxito, porque cuando se ataca el pensamiento de Derrida, se ataca también los fenómenos marginales reprimidos por un discurso hegemónico, por una filosofía única y gobernante, en todo caso, siempre se deconstruye.
El pensamiento de Derrida tiene su origen en la duda y la inconformidad. Derrida “juega libremente” con aquellas únicas estructuras a las que se enfrenta cada texto en su concepción y nacimiento. El concepto hegemónico del estructuralismo con respecto a la interpretación textual, el cual conjetura que todos los textos poseen modelos determinados y genéricos que proporcionan una apertura a la propia interpretación, es negado por los post estructuralistas que afirman que cada texto genera un modelo único de comprensión desde su interior, desde sus únicas y singulares estructuras, negación que logra la conjunción teórica con lo que en resumidas cuentas es el pensamiento de Derrida en torno al texto: «No existen los textos, solo existen las interpretaciones».
Cuando en “Carta a un amigo japonés”, Derrida habla sobre intentar al menos una determinación negativa de las significaciones o connotaciones que deberían evitarse en torno a la palabra “desconstrucción” y se pregunta: «¿Qué no es la desconstrucción? y ¿qué debería no ser?», expresa el método que debería seguir la nueva interpretación textual: la negación. Sin embargo, esta negación a su vez se desglosa en conceptos “derridianos” claves como el sin sentido, lo innombrable, el desecho, el margen, la heterogeneidad, lo otro y todo aquello que no puede entrar en diálogo.
Pero, ¿qué significa la negación como método de interpretación textual? La negación “obliga” la presencia de ciertos conceptos suplementarios que coadyuvan a la formación de ésta línea metodológica de interpretación textual, y estos conceptos suplementarios pueden asemejarse a lo que llama Derrida en “La voz y el fenómeno” (1967) con el nombre de la “différance”, pues para Derrida lo suplementario es la différance, una différance distinta a al diferir como dilación y el diferir como trabajo activo de la diferencia. Así mismo sucede con los textos. El texto es una acción póstuma a la propia existencia, es un intento por redescubrir lo que ya está escrito. Cuando nace un texto lo hace con un afán totalizador, un afán por lograr el retorno a la diferenciación genuina de la existencia, y lo suplementario que pueda acaecer a raíz de esta expresión, es el fin inmediato de la nueva interpretación textual.
Ahora bien, si el objetivo de la interpretación textual es el “des – cubrimiento” de la diferencia ¿cómo actúa la negación en esta labor? La negación, en oposición a la diferencia, no es un concepto originario sino más bien se deriva; la negación es el verbo y la diferencia, lo que verbaliza; la negación es el único camino para lograr una aproximación a lo indecible. No existe significación sino, más bien, se interpreta lo que ya significa y que la escritura no es otra cosa que ese afán perdurable por interpretar el mundo, y aquí la negación sirve de intérprete.
Un texto nace, primero, de lo que no quiere decir, de lo que suprime y de lo que niega. A partir de la “negación” como método de interpretación textual se obtiene que cada texto genera un modelo único de comprensión desde su interior. La “negación” implica el afán de descubrir todo lo escondido en cada texto.
Todo texto expresa, como conclusión, en su carácter suplementario, la condición de posibilidad del sentido totalizador, crea mundos textuales casi infinitos en base a esto. Sólo con la negación como mediador e intérprete se podrá crear la imagen totalizadora de un determinado  tiempo y espacio donde el texto solo describe, y es nuestro deber hacer una lectura correcta de aquella descripción del mundo, de nuestro mundo. La interpretación textual debe preocuparse, entonces, de los elementos marginales y opuestos, y otros, muchas veces alternos, que también ayudan a lograr la significación de un texto. Todo esto con el fin de desembarazarnos de dogmatismos.