domingo, 3 de noviembre de 2013

La imaginación

Jorge Escobar Galván

Jean Paul Sartre (París, 21 de junio de 1905 – 15 de abril de 1980).
En sus obras, Sartre trata de investigar los vínculos entre lo real y lo imaginario construyendo una teoría de la imagen. En concreto, aporta al esclarecimiento del problema de las relaciones de la imagen con el pensamiento. Sostiene que hay una «existencia como cosa» y una «existencia como imagen» que no permite que lleguemos a confundir la imagen del objeto con el objeto mismo.
Postula que entre la imagen y la cosa existe una identidad de esencia, pero no una identidad de existencia. Vendrían a ser dos tipos distintos de identidad, dos modos de ser diferentes, porque la imagen no existe del mismo modo que el objeto.
La imagen, concluye Sartre, es, como la conciencia, «imagen de algo»; no es una cosa sino un acto: es propiamente «un cierto tipo de conciencia», es «conciencia de algo». Afirmaba que «una imagen no es una sensación despierta, o remodelada por el intelecto, ni tampoco una antigua percepción alterada y atenuada por el saber, sino algo enteramente diferente, una realidad ausente, revelada en su ausencia misma a través de lo que yo llamaba un “analogon”: un objeto sirviendo de soporte analógico y atravesado por una intención».
En el pensamiento actual, la imaginación entendida como creatividad, es decir, orientada hacia un objetivo concreto, se opone a la fantasía, entendida como pura producción de imágenes.
Appadurai, desde la antropología, plantea que en la actualidad los medios de comunicación y los movimientos migratorios producen una serie de efectos en la imaginación al ofrecer nuevos recursos para la construcción de la imagen de uno mismo y de una imagen del mundo, tendiendo a cuestionar, subvertir o transformar las formas expresivas vigentes o dominantes en cada contexto particular, transformando el discurso cotidiano, entre otros. En suma, los medios electrónicos y las migraciones masivas caracterizarían al mundo de hoy como fuerzas que parecen instigar (y a veces, obligar) al trabajo de la imaginación. 
Reconoce que todas las sociedades han producido su propio arte, sus propios mitos y leyendas, expresiones que implicaron un desvanecimiento de la vida social cotidiana. En ellas todas las sociedades demostraron tener la capacidad de trascender y enmarcar su vida social cotidiana recurriendo a mitologías de diversa índole en las que esa vida social era reelaborada e imaginativamente deformada. Por último, en sueños, aun los individuos de las sociedades más simples han encontrado un lugar para reorganizar su vida social, darse el gusto de experimentar sensaciones y estados emocionales prohibidos, y descubrir cosas que se han ido incorporando en su sentido de la vida cotidiana.

En la antropología concebimos las representaciones colectivas como hechos sociales (que trascienden la voluntad individual, que están cargadas con la fuerza de la moral social y como realidades sociales objetivas). Según el citado antropólogo hindú, en los últimos tiempos, apoyado en los cambios tecnológicos ocurridos a lo largo del último siglo, la imaginación ha pasado a ser un hecho social y colectivo, que es la base de la actual pluralidad de los mundos imaginados.

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