domingo, 10 de noviembre de 2013

Ayni y reciprocidad

Raúl Arias Sánchez


Muchos investigadores como Donnan (1985), Feldman (1985, 1987) y Bueno (1997) concuerdan que los megalíticos e imponentes edificios religiosos, políticos y de servicio de los antiguos pueblos andinos fueron producto del trabajo colectivo. Sin embargo, el estudio de los tipos de organización del trabajo comunitario empleados en esas arquitecturas no ha sido abordado sistemáticamente debido a la ausencia de un método comparativo entre las fuentes etnohistóricas y etnográficas con las arqueológicas.
En este sentido, consideramos que esta forma de desenvolvimiento de las sociedades andinas, en cuanto a su arquitectura y vida social, debe analizarse teniendo en cuenta dos principios ancestrales presentes durante el Tawantinsuyu y aún en nuestros días, nos referimos a las categorías de ayni y minka.
En la actualidad, estas dos formas de trabajo (andino) son vistas equivocadamente como sinónimos, sin embargo, cada una posee características y significados propios. En el presente artículo hablaremos sobre la primera de ellas.
Empecemos con la referencia de etnohistoriadores como Porras (1986), Espinoza (1990, 1997), Pease (1991) y Rostworowski (1992), quienes concuerdan en que una de las formas de organización social del trabajo en el Tawantinsuyu fue el ayni, el cual se constituía en un sistema de trabajo de reciprocidad familiar generalizado entre los miembros de los diversos ayllus en los que estaba compuesta una llacta. Este sistema estaba destinado a realizar: 1) los trabajos durante el ciclo agrario (preparación de la tierra, abono, siembra, cosecha y almacenamiento), 2) la construcción de estructuras públicas como puentes, muros, almacenes, caminos, entre otros; y 3) al apoyo social en caso de la muerte de un familiar o algún curaca.
En resumen, podemos decir que el ayni se convertía en el intercambio de la fuerza de trabajo entre los grupos que componían un ayllu (familias, simples o compuestas), realizado a través de la prestación de servicios por un individuo o por grupos, a un individuo o a grupos, y tenía que ser “devuelto” con la misma fuerza de trabajo y reciprocidad con que fue otorgado anteriormente. Es decir, este mecanismo de servicios se convirtió en una obligación que implicaba una deuda ética. Asimismo, éste tenía la regla de que un miembro del ayllu podía negarse al sistema ayni, en el caso que sucediese esto, el que se haya negado se atenía a la pena de no recibir ayuda de otro dentro de esa misma modalidad.
Con todo esto, es interesante reflexionar que con este y otros sistemas de trabajo colectivo, el hombre, a lo largo del tiempo y espacio, necesita la cooperación de los que tiene al lado para hacer realidad sus sueños e ideales.

En la actualidad, este sistema de trabajo colectivo es frecuente en las poblaciones andinas del Ecuador, Bolivia y de nuestro país. Además, en las zonas de lengua quechua, al norte del Ecuador y Perú, el vocablo ayni es traducido como Minka o Minga, respectivamente, como categorías sinónimas. Sin embargo, son términos diferentes, esto lo aclararemos próximamente.

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