lunes, 23 de septiembre de 2013

Yuyachkani: una historia sin final

María Teresa Zúñiga Norero

Los músicos ambulantes - Foto: Asociación Cultural Yuyachkani.
Han transcurrido cuarenta y dos años desde que Yuyachkani iniciara su existencia teatral, y aún transitan entre nosotros con sus máscaras y coloridos vestuarios sus audaces voces entrelazadas con instrumentos autóctonos y nuestros.
Allpa Rayku, Contra el viento, Hasta cuándo corazón, Los músicos ambulantes, Confesiones, Retorno, obras de teatro habitadas por personajes y presencias que calan los ojos con imágenes inolvidables. Obras que transitaron por calles y avenidas de todo el mundo, esencia de los dioses concentrada en cada personaje, llevando mensajes de solidaridad, apostando por un país donde la paz y la vida sea el máximo galardón.
Aún se encuentran en nuestras calles, desde que el cine Astoria albergaba a aquellos fanáticos de la pantalla grande, en medio de un país sacudido por la violencia política; cuando las masas salían con sus dirigentes reclamando «¡libertad!» En medio de todo ello, Yuyachkani llegó a  Huancayo y un Coliseo Municipal le abrió sus puertas. El sonido de los pututos y el canto de las “yuyas” (mujeres de Yuyachkani) nos remecieron a aquellas que aún veíamos el mundo con inocencia, más una fuerza que deviene del viento nos alertó la presencia de un mundo nuevo que tocaba nuestras puertas.
Yuyachkani, aquel viajero incansable llegó hace más de treinta años a nuestros linderos, le ofrecimos el agua de nuestros manantiales, el pan de nuestras mesas pobres, pero dignas, y un abrazo huanca selló nuestra amistad.
Desde entonces, seguimos bebiendo del mismo manantial.
Podemos decir que Yuyachkani es nuestra fuente, un referente que se ha templado con el tiempo. Los años han transcurrido como las nubes en el horizonte, pero ellos permanecen. Es una historia sin final para quienes transitamos por aquellos caminos de antaño, hoy con edificios y gente desconocida, seguimos escuchando el sonido de los pututos, de los tambores, creyendo con fe que la historia tiene sus secretos, que esconde verdades entre páginas y que el tiempo las recubre de polvo y distancia, pero el recuerdo los revela al mundo.
Yuyachkani, palabra que significa “estoy recordando”, una simple palabra que esconde aquel secreto de una historia sin final. Saludamos la presencia de Yuyachkani, nuevamente por nuestra legendaria calle real, saludamos sus presencias y a sus personajes, los músicos ambulantes que nos traen una verdad de antaño, pero que como toda verdad, nunca muere.

Hoy las puertas del Colegio Andino se abren para dar paso a tan majestuoso visitante, que los vientos crucen sin cesar y los cerros con su impresionante silencio los cobije. ¡Bienvenidos amigos del teatro!

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