domingo, 7 de julio de 2013

Los cuerpos secretos del amor trillado


Daniel Mitma Chávez


El año pasado, Alonso Cueto (Lima, 1954) publicó su novela última, “Cuerpos secretos”, una historia de amor conflictivo y acaso criminal, envuelta en frases y parlamentos coloquiales, cuando no esforzados.
La historia se desenvuelve en el panorama de una Lima contemporánea, donde Lourdes, una empresaria textil, pasa por un mal momento en su relación matrimonial: su esposo, Pepe, la engaña. En un viaje a su casa de playa, conoce a Renzo, un profesor de matemática con quién compartirá, desde su viaje de retorno a la cuidad, pensamientos y emociones que terminarán en algún pueblo de la sierra.
Desde el primer momento, Cueto nos presenta la variación de tiempos entre el pasado y el presente, que se irán intercalando en la narración para darle una mayor relevancia a ese tópico común amoroso. Por tramos, el punto de vista fluctúa sobre él o ella, para volver con parsimonia al narrador tercero: «Un estilo arrollador —como apunta Vargas Llosa, sobre otra de sus novelas—, que mezcla descripciones, diálogos, reflexiones y monólogos en una misma frase».
El drama trillado de un amor imposible entre el precario hombre que lucha por salir adelante y la mujer millonaria desilusionada de su matrimonio, se sustenta en la forma que adopta la novela en sus mudas de tiempo y puntos de vista, plenamente actuantes en los conflictos emocionales de Lourdes, en los días ulteriores al sus encuentros en los hoteles, al asesinato de Pepe, a la visita de Vanessa a Lourdes, etcétera; dándole bríos de una nimia complejidad que solo hasta el final se verá inutilizada por el peso monótono de la infidelidad telenovelezca.
En 1999, Alonso publicó su novela “Demonio del medio día” (Peisa, 1999) de similar argumento e historia. La infidelidad, el amor sufrido, la violencia marital, son pautas recurrentes en la narración de Cueto. Incluso, la misma manía de Pepe —en “Cuerpos secretos”— en sus devaneos de mujeriego tiene como precedente al militar padre de Adrián, que amenazaba e insultaba a Beatriz Miller, en “La hora azul” (Peisa/Anagrama, 2005) del mismo autor.
Todd Gitlin, al mencionar la apabullante velocidad del mundo actual, en su texto, “Enfermos de información” (Paidós, 2005), toma como ejemplo la brevedad de las oraciones en las novelas más vendidas de la actualidad: «Las oraciones de los libros más vendidos se han vuelto más breves, más simples y (hasta 2001) más parecidas a los guiones cinematográficos».
Si bien la prosa de Alonso se sumerge en la madurez de un escritor experimentado, las características antes mencionadas podrían fungir de epítetos para esta su última entrega narrativa.

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