lunes, 22 de julio de 2013

Entre Lágrimas negras y Silence Yourself


Ricardo Rodríguez Zegarra


Desde hace 10 años, “Solo 4” ha cargado un “quipe” en la espalda —como las madres de nuestro ande llevan a sus hijos—: la difícil tarea de llevar cultura y conocimiento de diferentes plataformas y soportes, a donde el lector esté.
Ahora, tengo la difícil tarea de hacer una lista con los mejores discos de estos últimos 10 años. No es una lista inmaculada, con pretensiones de ser exacta, sino un acercamiento de lo que, a mi parecer, se tendría que haber escuchado en esta década a partir del 2003.



Bebo Valdés y el Cigala, Lágrimas negras (2003): Porque este dúo se apropió magistralmente de canciones que no eran de ellos.
The postal service, Give Up (2003): En plena era de la internet tenía que aprovecharse la tecnología, y este dúo logró componer un álbum con toques electrónicos compartiendo composiciones por correo electrónico.
Micky Gonzáles, Café Inkaterra (2004): Loops, programaciones, secuencias, el ande, apus, lo sagrado y lo divino nacen de uno de los mejores exponentes del rock nacional, esta vez recorriendo horizontes entre lo terrenal y lo electrónico.
Arcade Fire, Funeral (2004): Porque sigue siendo el mejor debut de la década, porque son multi-instrumentistas, porque los espacios instrumentales están bien dosificados, porque son de Canadá y porque dentro de todas las etiquetas que les pueden poner, hacen rock.
Luna, Emilio (2005): Natasha Luna es peruana, es densa en sus melodías orquestadas, independiente y atrevida por hacer ese 2005 un disco oscuro, lento y fuera del alcance de las radios que absolutamente no la apoyarían. A pesar de eso, se convirtió en el mejor disco nacional del 2005
Beirut, Gulak Orkestar (2006): Si tu instrumento favorito es la guitarra eléctrica, este disco te mostrará que los instrumentos de viento pueden hacer que se escarapele el cuerpo y te enamores de cada nota ejecutada por Zach.
The Radio Dept, Pet Grief (2006): Shegaze y dream pop desde Suecia. Tardes de sol bajo la sombra de los árboles y recorridos lentos en bicicleta.
Javiera Mena, Esquemas juveniles (2006): El mejor ejemplo de cómo se puede hacer una canción de ilusiones adolescentes desde un pequeño cuarto en tu casa.
Radiohead, In Rainbows (2007): Cada álbum de esta banda ha sido una nueva experiencia, tanto para ellos como para su público. Se les puede acusar de extravagantes, pueden regalar su disco por internet, pero siempre quedaremos más que satisfechos.
Crystal Castles, Crystal Castles (2008): Los últimos años Canadá ha sorprendido, y esta banda electrónica experimental es otro claro ejemplo.
Arctic monkeys, Humbug (2009): Quizás Arctic Monkeys ha representado a una nueva generación con dos discos bastante potentes; en este bajan las revoluciones para seguir sonando rock.
Mercedes Soda, Cantora (2009): El folclor y el rock en Argentina siempre han tenido una estrecha relación, quizás de ahí viene el éxito del rock argentino, y este disco, a modo de despedida, es uno de los más intensos.
Arcade Fire, The Suburbs (2010): 16 canciones y más de una hora de agradable experiencia.
Bon Iver, Bon Iver (2011): Soledad, melancolía.
Bloom, Beach House (2012): Guitarras acopladas, voces etéreas y la relación coexistente entre lo sublime y lo intenso.
Savage, Silence Yourself (2013): Aunque no acaba el año, la energía con que estas chicas hacen postpunk sorprende, y más cuando se acercan a unos inmortales Joy Division. Podría ser el disco del año.

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