domingo, 19 de mayo de 2013

Redescubriendo a Frank Lloyd Wright


Máximo Orellana Tapia
Casa de la cascada (FallingWaterHouse) oCasa Kauffman –Pensylvania, EE. UU. Dibujo de l autor.
Aún estaba en los primeros años de mi carrera cuando, revisando algunas imágenes y obras de uno de los arquitectos norteamericanos más importantes: Frank Lloyd Wright, quede tan aleccionado que decidí escribir un artículo titulado “Frank Lloyd Wright, profeta de la arquitectura moderna” sin conocer alguna obra suya.
Sin embargo, hace semanas, tuve la oportunidad de recorrer uno de sus proyectos más emblemáticos, al oeste del estado de Pensylvania: la “Casa de la cascada” (FallingWaterHouse) o “Casa Kauffman”, como también se le conoce, que viene a ser uno de los edificios más visitados de los Estados Unidos. 
Desde el inicio de nuestro trayecto en Baltimore, cada instante era más interesante conforme nos acercábamos a las casa, como si fuéramos a entrevistarnos con su creador para hacerle varias preguntas. Al cabo de tres horas de ininterrumpido viaje para salvar los 360 km. y previa reserva “online” de los tickets correspondientes, recorrimos parte del condado de Fayette y ya dentro del paraje de MillRun, pudimos arribar a este magnífico conjunto arquitectónico.
Desde el puente de llegada sobre el río Bear Run, se ingresa por la puerta principal y de ésta a la sala, construida sobre una inmensa roca, lugar predilecto donde la familia Kauffman solía realizar sus “picnics”.
Comenzando nuestro recorrido fue sorprendente ver cómo las habitaciones han sido resueltas con materiales y mano de obra en gran parte del mismo lugar, tales como los pisos, paramentos de piedra, carpintería de madera, entre otros. Sobre todo llamó mi atención el tratamiento de la luz natural y artificial, tan bien tamizada que genera una atmosfera acogedora y cálida, así como la visualización permanente del paisaje circundante.
En la obra de este genial arquitecto se puede encontrar una predilección por cuidar cada detalle del edificio, incluyendo el mobiliario que diseñó para esta casa: lámparas de noche, armarios empotrados, ventanas en esquina o una chimenea, resueltos con gran ingenio y aguda simplicidad.
La expresión de su arquitectura, en todo momento, aflora con naturalidad, como si estuviera emergiendo de las mismas rocas, va sucediendo, transcurre y va ganando o perdiendo altura a lo largo del tramo de montaña que la contiene y sostiene; es eso lo que nos deslumbró y cautivó durante todo el recorrido.
Esta obra, para la fecha en que fue construida (1936-1939), no solo es una magnifica sucesión de espacios, sino también una elucubración estructural audaz e interesante cuando, por ejemplo, en la cubierta que une el conjunto principal con las habitaciones complementarias de servicio, se recurre a una pérgola laminada de concreto reforzado que se sostiene en un solo eje de pilares, cuyo objetivo, además de ir ganando la pendiente, fue la de evitar que el espacio exterior se vea interrumpido en su conexión con los espacios de recorrido internos.
 “La arquitectura debe pertenecer al entorno donde va a situarse y adornar el paisaje en vez de desgraciarlo”, dijo él en una entrevista por aquellos años. Es así que cuando asumió este encargo, con el firme apoyo del propietario, hizo lo posible para lograr su cometido, cuyo resultado trasciende el tiempo, las distancias y el territorio. Así que, luego de muchos años y desde una perspectiva más completa, vuelvo a evocar a través de estos párrafos, las enseñanzas de este gran maestro, su brillante derroche de reflexión profunda y creatividad, paradigma profesional de toda una vida entregada a la arquitectura.
Todos los del grupo de visitantes, a juzgar por las miradas que intercambiábamos, no hubiésemos querido que el día terminara, porque cada momento era mágico, el paisaje cambiante y acogedor, relajante y poético; nos encontrábamos dentro de un bello ejemplo, una obra maestra del siglo XX, que debiera, a quienes pretendemos hacer buena arquitectura, impulsarnos a crear entornos construidos en verdadera conexión con el paisaje. El tiempo nunca se detiene, era hora de retornar, escribir este nuevo artículo y compartir la alegría de estas vivencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí.