martes, 12 de febrero de 2013

Cuando la imaginación crea su verdad


Jhony Carhuallanqui


El sonado relato según el cual Walter Disney habría sido criogenizado, y estaría a la espera de que la ciencia desarrolle los instrumentos y medicamentos adecuados para reanimarlo, es, sin lugar a dudas, una historia fantástica, por eso, es mi “leyenda urbana”  favorita, aunque ya está demostrado que su cuerpo fue cremado en 1966 y sus cenizas depositadas en su mausoleo familiar de California.
Seguramente, Disney “resucitado” vería con agrado como Blanca Nieves, Dumbo, Bambi, Pinocho y otras de sus producciones, son clásicos infantiles y, contemplaría con satisfacción, como Pixar (Toy Story, Nemo, Cars, Wall-E y demás) y Marvell (Spiderman, X-Men, Hulk, el Capitán América, Iron Man, entre otros) forman parte de su corporativo.
Las leyendas urbanas son narraciones populares que se divulgan sin fundamento y  se van esparciendo en el culto popular, sin cuestionamientos sólidos sobre su veracidad, por lo que sólo se propagan con tramas sorprendentes y misteriosas que aun cuando alguien no las cree, las difunde.
Sin embargo, es importante señalar que, a veces, hay excentricidades que nos suenan falsas, pero no lo son, como el caso del ataúd bañado en oro de 14 quilates donde fue depositado el cuerpo de Michael Jackson, o que Jennifer López, previo a sus conciertos, demanda una habitación donde paredes, muebles y decoración deben ser blancas.
Por otro lado, es falso que Marilyn Monroe tuviera seis dedos en los pies, como que Elvis Presley esté vivo y haya fingido su muerte para estar totalmente aislado del mundo del espectáculo, que lo arrastró a los vicios y excesos. También es falso que Paul McCartney haya fallecido en 1966 en un accidente de tránsito, y que un doble tomara su lugar para evitar la desintegración de The Beatles.
Del mismo modo, Johs Saviano (Paul Pfeiffer en la serie “Los Años Maravillosos”) no es el estrafalario Marilyn Manson, de quién se cuenta —erróneamente— se extrajo tres costillas para autofelarse.
Esta fascinación por “descubrir” secretos, también se ha extendido a corporaciones como Coca Cola y KFC. De la primera se dice que su fórmula es “secreta”, y que la policía de New York la usa para limpiar la sangre de los accidentes en las autopistas; de la segunda se afirma que en algún laboratorio secreto se crían pollos (engendros) sin cabeza, ni patas, ni alas, solo pechos, que luego son sacrificados para proveer sus restaurantes.
Las leyendas urbanas invaden el ámbito infantil: aseguran que la tierna gatita “Hello Kitty” surgió de un pacto diabólico, pues se cuenta que se trataría de una niña con cáncer a la boca, cuya madre hizo una alianza con el demonio para salvarle la vida y, a cambio, crearía una muñeca que difundiría “secretamente” su nombre: “Hello” en inglés significa “hola”, y Kitty en Chino significa “demonio”; además, por ello, el personaje no tendría “boca”.
En el caso de la serie “Supercampeones, el final es trágico, aunque cierto, por ello fue quitado en muchos países. La serie concluye cuando Oliver Attom juega la final del mundial contra Brasil y, de repente, aparece la escena en la cual él está en un cuarto de hospital y despierta para contarle lo soñado a su madre, quien lo coge en brazos para ponerlo en una silla de ruedas, pues perdió las piernas en el accidente automovilístico donde inicia la serie.
Hay situaciones que nos suenan asombrosas, pero son ciertas: Kim Peek leyó 12 mil libros y retenía el 98% de la información contenida. Amala y Kamala fueron criadas por lobos y fueron encontradas en la India hacia 1920. Sin embargo, también existen historias absurdas como que Errol Flyn podía tocar el piano con el pene, o que Albert Einstein jamás fue un alumno mediocre en matemáticas.

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