domingo, 16 de diciembre de 2012

Solo 4, “448”, del 15 de DICIEMBRE de 2012, año IX

Edición especial Fin de los tiempos

LA CITA:

«El sol se puso tan negro como vestido de luto, la luna toda se volvió como sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra (…) El cielo se replegó como un pergamino y no hubo cordillera o continente que no fuera arrancado de su lugar.»

El libro del Apocalipsis

LO ÚLTIMO: Navidad llena de regalos


La Navidad los invade nuevamente. Tal vez es por el ritmo de vida agitado, o porque los centros comerciales y calles se atiborran de adornos y árboles multicolores desde inicios de noviembre, pero las fiestas de fin de año parecen llegar cada vez más pronto.
En Solo 4 también nos preparamos para esta fiesta, pues aunque digan que este viernes será el fin del mundo, razón de esta edición “apocalíptica”, estamos envolviendo regalos para nuestros lectores.
El próximo sábado, Solo 4 le traerá obsequios inesperados, que, esperamos, alegren más estas fiestas. Ahora sucumbamos a la maldición maya y dejemonos envolver por el “fin de los tiempos”.

Profecía y negocio de otro fin del mundo


Jhony Carhuallanqui

Los cuatro jinetes del apocalipsis – Autor: Durero.
Millones de personas sintonizaban la radio, era 30 de octubre de 1938, cuando de repente, un enlace “en vivo” daba cuenta de una invasión marciana iniciada en New Jersey (EE. UU.). Miles salieron desesperadas a las calles, cundió el miedo, el caos y el llanto. Orson Welles había demostrado el poder (y credibilidad) de los medios de comunicación, y aún después de haber confesado que era una “dramatización”, la histeria colectiva tardó en disiparse.
Hoy no es la radio sino el internet, y la muestra de ello está en la “Profecía maya del fin del mundo”. Los estudiosos de esta cultura establecieron que el 21 de diciembre es el final de una era para dar comienzo a otra, en ningún momento indicaron tal fecha como el apocalipsis. Esta “verdad” se ha masificado por la inocencia de algunos y la viveza de muchos, y es que en una civilización como la nuestra, Google tiene más credibilidad que la propia NASA.
¿Y cuándo empezó la confusión? Frank Waters publicó en 1975 su obra “México místico: la llegada de la sexta era de la conciencia”, a partir de ello, afanosos internautas le dieron una interpretación antojadiza que fue creciendo, deformándose y multiplicándose por apocalípticos que remarcaban el “Fin de los tiempos”.
Según astrofísicos prominentes —como Stephen Hawking—, el planeta si desaparecerá, pero para ello faltan unos 7590 millones de años,  y esto ocurrirá cuando el sol termine por engullírsela, mas el problema radicará en que sí será habitable. Para Hawking el futuro de la humanidad está en “colonizar el espacio”, pues las condiciones no serán las adecuadas para nuestra supervivencia.
Además, la amenaza de un impacto (devastador como el que extinguió a los dinosaurios) estará siempre presente, y aunque podríamos saberlo con antelación, tampoco seríamos capaces hacer nada. Sin embargo, la información que el asteroide  Nibiru colisionará con la tierra este viernes, es una revelación tan falsa como el Eslabón perdido de Piltdwon, o los incubos (fantasmas violadores), o la Sirenita del Huaytapallana, así que no hay por qué alarmarse.
Evidentemente, la destrucción del planeta implica el exterminio de nuestra especie; sin embargo, quizás el hombre devaste primero la Tierra con la contaminación o, tal vez, la naturaleza arrase al ser humano primero: James Lovelock en la “Venganza de Gaia”  refiere que los daños al medio ambiente por el calentamiento global son ya irreversibles y que la madre tierra nos exterminará cumpliendo su ciclo de autorregulación. Este científico asegura que billones de personas morirán antes del fin del siglo, y que los sobrevivientes terminarán refugiados en el ártico.
Lo positivo de esta profecía es que el turismo mexicano se incrementó de 18 a 62 millones, y se espera llegar a los 80 antes del apocalíptico 21, mientras que en china, Yang Zongfu ha vendido más de veinte Arcas de Noé —esferas “indestructibles” ante caídas, terremotos, lava volcánica— a poco menos de un millón de dólares.
A todo esto se suma, como cereza en la torta, que el apacible poblado de Sirince (Turquía) está abarrotado de visitantes, pues se divulgó que allí no llegaría el fin del mundo, “porque Jesucristo lo eligió para resucitar este viernes”.
Sólo se espera evitar hechos como el suicidio masivo de la secta Heaven’s Gate, acontecido en el paso del cometa Hale-Bopp en 1997, que también estaba ligado a una profecía apocalíptica matizada con la creencia OVNI.
Mi abuela dice que el fin del mundo será cuando “la mula pueda parir”, y le tengo tanta fe a ella como a Nostradamus, San Malaquías, Edgar Cayse, Gordon Scallion o Parravicini.

George Romero: el infierno en la tierra


Marlon Zenteno Mayorca



Una habitación atiborrada de gente que, frente a lo que parece el apocalipsis, actúa como si el prójimo fuese el peor enemigo, cómo si el espacio, las provisiones, e incluso las decisiones provoquen que —parafraseando a Plauto— «el hombre sea un lobo para el hombre». Parece ser el argumento de un drama psicológico, pero como nada es lo que parece, lo que se acaba de describir es de lo que trata la primera película que popularizó el género de zombies: “Night of the Living Dead” de George A. Romero.
 Era 1968, cuando esta producción de bajo presupuesto, en blanco y negro, obra de un director entonces desconocido, remeció los cánones del cine de terror. No sólo contenía un exquisito suspenso, propio de las obras maestras del género, sino que además Romero no le hizo ascos a la hora de emplear tomas explícitas de destripamientos y canibalismo. Los muertos vivientes habían aparecido en nuestro mundo sin ninguna explicación. Eran un enigma para la ciencia y una pesadilla horrenda para los sobrevivientes. Y es en esa pesadilla que el director incuba a su verdadero monstruo: el hombre, y su naturaleza egoísta y caníbal.
En la película, el héroe es Ben, un hombre que hace frente a la situación con nervios de acero, valentía y determinación. Tiene como antípoda a Cooper, un pusilánime egoísta y racista que se opone a cooperar, y decide encerrarse en el sótano de la casa con su esposa e hija mordida por un “cadáver”.
La convivencia se hace más que hostil y termina finalmente como una guerra entre ambos, esto nos da una muestra de lo que Romero tiene en mente al rodar una cinta: mostrar “algo más” que violencia y tripas. Sus filmes, entonces, pasan de ser mero vehículo de entretenimiento y se vuelven ensayos filosóficos, sobre la conducta del ser humano (el racismo y la intolerancia en este caso).
Vietnam era moneda corriente en los medios, y el primer largo de Romero reflejó mucho del pensamiento americano de aquella época, como que Ben, al final, no sea asesinado, precisamente, por un zombie.
Desde los años 60, el “gore” era considerado como un género depravado, morboso e insano, “basura corrupta”, como lo llamaban sus detractores. Romero atacó de nuevo con una obra sorprendente, que diez años después de su antecesora, demostró que la crítica social daba para más, en “Dawn of the Dead”   un grupo de sobrevivientes que apenas acaban de conocerse, consigue entrar a un centro comercial, las conversaciones desde lo cotidiano exhiben una riqueza humana pocas veces vista en una cinta de terror. Los personajes viven con todas las comodidades, diversiones y lujos del mundo occidental, un verdadero paraíso consumista, que es a su vez una trampa mortal, pues los entes putrefactos rondan por las tiendas del gigantesco “Mall”, que recorren como cualquier cliente vivo.  Finalmente una banda de delincuentes entrará al refugio y arruinará la posible buena vida que pudieron haber llevado los protagonistas.
1985 significó el fin de la mejor época del director, pues aunque “Day of the Dead” es una película más que notable, que denuncia el autoritarismo y la ética bárbara de la milicia, (sin mencionar que los efectos y el maquillaje, son más realistas) fue la última del siglo que gozó de una buena calidad argumental. Con todo, Romero hizo que “Day of the Dead” fuera oscura, claustrofóbica, casi trágica; además, de evidenciar que los muertos reanimados podían pensar, sentir y aprender (gracias a los experimentos de un doctor que busca amaestrar a las criaturas).
Aunque la carrera de Romero continuó en los 90 —y continúa aún ahora—,  puede decirse con justicia que sus obras posteriores no fueron las joyas de antaño, que aunque intentaron recoger las inquietudes contemporáneas  como la revolución de los medios digitales, ya no se distinguía a la mente maestra detrás de la escena. Pese a ello, el director ha anunciado la adaptación al cine de la novela “The Zombie Autopsies” de Steven C. Schlozman, tras haber rechazado la dirección de algunos episodios de “The Walking Dead”, notablemente influenciada por su original estilo. Esperemos entonces que el mago del horror, al igual que sus creaciones, regresé a la vida y nos brinde otra memorable orgía carnicera, psico-filosófica.

IMPRESCINDIBLES / LITERATURA ANTES DEL FIN DEL MUNDO


Selección y textos: Roberto Lima

2666

Roberto Bolaño


Un título críptico (Anagrama, 2000). Cinco relatos interconectados por dos asuntos: el homicidio en serie y la pasión literaria. Los motivos: la búsqueda de un novelista de culto candidato al Nobel, y el hallazgo, en una ciudad de frontera, de un asesino que ha violado y tramado la muerte de cientos de mujeres. Ellos conciben una novela que expide los dramas de la letra y la sangre, que formula la materia densa de este libro póstumo.


La broma infinita

David Foster Wallace


Una película maldita hipnotiza a todo el que la ve: los espectadores pierden todo tipo de deseo, excepto dejar de ver el filme repetidamente, infinitamente. “La broma infinita” es una novela (Mondadori, 2002) de pasajes espesos, que nos revelan la crudeza de sus personajes, cargados de un sentido del humor oscuro, cruel, absurdo que envuelve todo constantemente en situaciones, aparentemente, inconexas. La obra mastodóntica de un escritor perfeccionista.


Celestino en el alba

Reynaldo Arenas



Narra la infancia de un hombre que escribe versos interminables bajo las piedras, en la corteza de los árboles. Poseedor de una prodigiosa imaginación, se resiste a aceptar las miserias de su vacía vida inventándose un alter ego a quien contar sus pesares. Novela (Tusquets, 1967) enmarcada en una atmosfera esquizofrénica e incontrolable, que no pretende tender un puente entre la rígida realidad y la imaginación.

En busca del fuego


Jorge Coaguila

El “hombre” y el “chico” en el filme “The Road”.
“La carretera” (The Road, 2006), del estadounidense Cormac McCarthy, ofrece un mundo devastado en un futuro próximo. Una historia después del Apocalipsis, luego de la muerte de la civilización. Los protagonistas, un hombre y su hijo, viajan al sur en busca de un mejor clima. Es lo único que les queda.
¿Qué causó la destrucción? ¿Un ataque nuclear? ¿Un conflicto entre países? ¿Cuántas personas quedan vivas en todo el mundo? ¿Qué evitó la muerte de algunos? Eso no se dice en el libro, tampoco importa mucho. Hay una pista débil: un personaje secundario lleva un traje especial contra peligro biológico. El padre y su hijo respiran a través de mascarillas. ¿Acaso para evitar llevar a sus pulmones la ceniza tóxica que domina el ambiente? Sin embargo, el papá tose con frecuencia.
La historia transcurre por otro cauce. El asunto central es cómo se comporta la gente en situaciones de desastre, de carestía, de amenaza constante. El único deseo es sobrevivir a toda costa. El padre cree que en el sur encontrarán un mejor clima, pues existe —según el narrador— «un frío como para agrietar las piedras. Como para quitarte la vida». Para llegar se guían de la carretera, símbolo de una civilización destruida.
Cierto día los relojes se detuvieron a la 1:17 horas, la corriente eléctrica se fue para nunca volver, una luz atravesó el cielo y varios temblores se sucedieron. La destrucción fue casi total. Ciudades incendiadas, coches carbonizados, cadáveres a la intemperie. A partir de entonces una luz mezquina pasaba por día y la noción del tiempo desapareció.
Desde la primera línea del libro se mencionan dos características del ambiente reinante después de la hecatombe: frío y oscuridad. (…) Los diálogos carecen de comillas y guiones. A veces aparecen en medio de una descripción. En otras ocasiones, separados por un punto aparte. Sin embargo, al lector no le es difícil identificar quién habla. Estas conversaciones, con gran claridad, transmiten mucha emoción.
Todo el libro se estructura en el viaje del “hombre” y del “chico”, su hijo, al sur. Ningún personaje aparece con nombre y apellido. ¿Por qué? Tal vez el narrador quiera subrayar la deshumanización, la ausencia, el despojo. La gente ha perdido todo, hasta el derecho a ser llamado por su nombre.
Es revelador que el libro se divida en fragmentos sin títulos ni numeración. El lenguaje es sencillo, de frases cortas y estándar. La narración, en cambio, es lineal, con algunos “flashbacks”, como el del abandono de la madre después del nacimiento del “chico”. «No somos supervivientes. Esto es una película de terror y nosotros somos muertos andantes», dijo ella antes de desaparecer. La madre creía que tarde o temprano los cazarían y los matarían. A ella y al pequeño los violarían y, después, los comerían.
Esta es una novela de amor paternal. El padre sortea cientos de obstáculos para que su hijo sobreviva. Le entrega todo a su alcance, aunque muchas veces escasee la comida. Le enseña a diferenciar el bien del mal, le inculca valores. Lleva «el fuego», es decir, la bondad.
Muchas veces perdona los descuidos del pequeño y se los atribuye. Le enseña a sobrevivir con inteligencia, coraje y paciencia. Lo prepara para cuando ya no esté. Es el ángel guardián del niño, por quien se desvela, en detrimento de su salud. «Mi deber es cuidar de ti. Dios me asignó esa tarea. Mataré a cualquiera que te ponga la mano encima», le dice al “chico”. Si ataca a alguien, lo hace en defensa propia.
La desesperanza en muchos es mayúscula. Un viejo, al que encuentran en el camino, dice: «Dios no existe y nosotros somos sus profetas». Más adelante agrega: «Las cosas mejorarán cuando todo el mundo haya desaparecido». Sin embargo, el padre y su hijo, esqueléticos, harapientos e inmundos, cargando mochilas y con un carrito de supermercado, avanzan hacia el sur en penosa marcha. El final del libro es muy conmovedor, para derramar lágrimas.
En una entrevista concedida en 2007 a la famosa presentadora estadounidense de televisión Oprah Winfrey, McCarthy confesó que el libro surgió en 2003, durante una visita con el menor de sus hijos a El Paso, Texas. Allá, en una habitación de hotel, en una noche de insomnio, se preguntó cómo sería esta ciudad en cincuenta o cien años. Pensó en su hijo, a quien dedicaría la novela, y tomó algunas notas. Años después, en Irlanda, escribió el libro de un solo golpe.
“La carretera” obtuvo el Premio Pulitzer de Ficción en 2007. En 2008 la revista estadounidense “Entertainment Weekly” la consideró el mejor libro publicado desde 1983 hasta ese año. Fue adaptada al cine en 2009, dirigida por el australiano John Hillcoat y protagonizada por Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee, como el “hombre” y el “chico”, respectivamente. El filme recibió elogiosos comentarios.

PERFUME DE MUJER:


Mecanoescrito del segundo origen

Manuel de Pedrolo



Luego añadió otro dedo a su exploración, ensanchándola suavemente mientras acariciaba con el pulgar el punto crucial de sus rizos húmedos y la hacía palpitar deliciosamente. Sus dedos siguieron complaciéndola hasta que acabó retorciéndose y gimiendo, con una necesidad que no sabía que poseía. Una ola de oscuro placer se levantó sobre su cabeza. El coste de su represión fue traicionado por su respiración agitada y la rigidez que sentía contra su muslo. Mientras rompía, derramando una intensa sensación de éxtasis por todo su cuerpo en una marea incesante, la besó con fuerza para capturar su grito quebrado en su boca.

BREVIARIO: WhyNot nº 14


Solo 4



WhyNot no es una revista cualquiera, es un nuevo impulso a la producción escrita y visual de nuestra región. Llega a su número 14, abordando las fiestas navideñas y de año nuevo.
No existe un ímpetu comercial, es más bien, la necesidad de “hacer”, de producir con los medios que contamos. Por eso, está siendo elogiada por su propuesta innovadora, comprometida con la cultura y la ecología, sin dejar de lado su presentación impecable, muy visual y estética, que además presenta contenidos precisos para el paladar exigente de cualquier lector. Tal vez, es por ello que sus últimas ediciones están casi agotadas.
Este magazine de bolsillo se vende al menor precio (S/. 1) y puede ser el mejor regalo antes del “Fin del mundo”, o mejor aún, un obsequio delicioso (y barato) en Navidad. Búsquenlo en las librerías Íbero y La Familia, o en quioscos del centro de nuestra ciudad.

Fin del mundo: «fábrica de mentiras»


Solo 4



David Morrison, director del Centro Carl Sagan de la NASA, negó todas la “profecías” que circundan el “fin del mundo”. Dijo: «Se trata de una fábrica de mentiras», desestimando las teorías cósmicas que hoy invaden miles de sitios web, y dejando en claro que es imposible determinar un probable final.
En los Estados Unidos, como en otras naciones del mundo, existe el creciente ánimo de desesperación y tristeza por las constantes afirmaciones sobre un próximo apocalipsis, además de los nuevos “profetas” que van apareciendo conforme llega el 21 de diciembre, fecha en la cual termina el Calendario Maya —que sería como un 31 de diciembre para nosotros—, quienes instan a las poblaciones a desobedecer todas las leyes y «disfrutar lo que queda de vida», además de “invitarlos” a disfrutar de una “muerte plena”, es decir, sugerirles el suicidio como un escape a los supuestos tormentos venideros.
Por otro lado, se han especulado cientos de cosas, entre las cuales destacan las llamaradas solares, que también nos son muy comunes y afectan, a veces, a las comunicaciones, por ello es que irregularmente perdemos la señal en nuestros celulares.
Otros mitos interesantes son el choque del planeta errante Nibiru con la Tierra, que es también un invento malintencionado; el cambio de polos magnéticos que se da de forma progresiva a lo largo de muchos años; o, por último, los hipotéticos "tres días de oscuridad" que no tienen sustento alguno.
Estemos preparados para los terremotos, ante los cuales sí nos encontramos indefensos, y peor aún en Perú, donde tenemos una muy mal difundida educación preventiva, mas no por un “fin de los tiempos” que a medida que pasan las horas se hace más improbable.

Cuentos para leer en el fin del mundo

Solo 4
Hace poco se presentó el libro “Cuentos para sobrevivir al mundo”, un proyecto literario ingenioso y genuino. No se trata de una antología, ni es una selección de cuentos ya escritos. Azul Editores convocó a un grupo de escritores de diferentes tendencias para invitarlos a crear una historia con la temática del “Fin del mundo”. El reto fue aceptado por los más valientes: los diecisiete escritores que integran la publicación.
En este texto encontraremos relatos que hablan de invasiones extraterrestres, desastres nucleares, guerras mundiales, profetas y profecías; amor, muerte y esperanza; mujeres incrédulas, niños con armas y zombis vírgenes; seres humanos y no humanos.
En este proyecto participa Sandro Bossio Suárez con el relato “El final según Malaquías”, un cuento medido y culto, como es su estilo, con un argumento que atrapa y un final que sorprende. Además, entre los escritores figuran Eduardo González Viaña, Carlos Calderón Fajardo, Christiane Félip Vidal, Miguel Ildefonso, José Güich Rodríguez, Pedro Novoa, Daniel Abanto,  Rodolfo Ybarra, George Clarke, Fernando Sarmiento, Susanne Noltenius, Darío Carpio, Pierre Castro, Daniel Salvo, Piero Montaldo y Melissa Patiño.