domingo, 4 de noviembre de 2012

Solo 4, “442”, del 03 de NOVIEMBRE de 2012, año IX


LA CITA:

«Lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobre todo en su vida, como lo que hacen.»

Víctor Hugo, Los miserables

LO ÚLTIMO: Ganadores de I Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4”


Hoy damos a conocer los ganadores del I Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4”. Siete relatos fueron premiados por nuestros jurados: tres ganadores y cuatro menciones honrosas, seleccionados de entre 429 textos recibidos durante la convocatoria del certamen, de todas partes del país y el extranjero, y por supuesto de nuestra ciudad.
Los jueces, escritores de primer nivel, dieron su veredicto el último domingo. ¿Quiere conocer los resultados y develar el misterio de nuestro jurado? A continuación en “Solo 4”.

“Premio Solo 4”


Luis Puente de la Vega Rojas



El 07 de julio, en nuestra edición de aniversario, convocamos al I Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4”, sin pensar en la gran y muy grata acogida que iba a tener entre nuestros lectores: 429 cuentos fueron recepcionados, algo nunca antes visto en un certamen de este tipo en nuestra ciudad.
Desde hace algún tiempo, los que colaboramos semanalmente con este suplemento, pensamos en la gran necesidad de nuestra ciudad por contar con más espacios culturales. Así, nos comprometimos de lleno para darle a nuestra comunidad no solo un mejor medio de comunicación, sino para gestionar —aunque nos tome muchos disgustos y un aumento significativo a nuestros quehaceres— distintas actividades para enriquecer la gestión cultural en la región Junín.
Sacamos adelante, avalados por los centros culturales —que practicamente han desaparecido gracias a la mediocridad de sus dirigentes—, cineforos, conciertos, talleres y cursos en las diferentes artes, exposiciones y mucho más.
Hemos continuado en ese rumbo hasta el día de hoy que tenemos para ustedes nuestra muestra pictórica – fotográfica “Solo 4: otras miradas”, donde hacemos un homenaje a Guillermo Guzmán Manzaneda, y donde nuestros más talentosos pintores y fotógrafos exhiben parte de su obra. Además, desde este viernes, lanzamos el festival “Cine del mundo en función continuada”, donde usted podrá disfrutar de algunas de las películas contemporáneas más grandes del mundo, y en un espacio creado para este fin: el ex cine Mantaro.
También compartimos algunos concursos —el primero de microcuento, y el segundo de cuento breve—, que como último caso, logramos organizar, gracias al indiscutible apoyo de la directiva de Correo, el “Premio Solo 4”, que celebra la producción literaria y la premia en efectivo, todo en el marco por la celebración de los 50 años de nuestro diario, y nuestra edición 444.
Esta primera versión, nuestro concurso dio como ganador absoluto y por unanimidad a Augusto Effio Ordoñez, por su cuento “Familia de cuervos”; el segundo lugar lo obtuvo el relato “Balacera” de Luis Francisco Palomino Castillo; y el tercero fue para “El escudo” del escritor Héctor Meza Parra. Cada uno de ellos se hicieron acreedores de premios en efectivo: S/. 1000.00, S/. 700.00 y S/. 300.00 Nuevos Soles respectivamente, además del reconocimiento y próxima publicación de su obra.
El jurado otorgó “Mención Honrosa” a los siguientes textos: “Cabalgando en el rayo” de Kevin Mendoza Villafuerte; “Subterráneo” de Roy Alfonso Vega Jácome;  “Declaración ex post” de Erwin Juan Miguel Ruiz Flores; y “Querida Myriam” de Marlon Enrique Caro Ojeda.
Los tres primeros lugares serán publicados en el especial 444, y los demás también estarán en nuestro blog y Facebook para que nuestros lectores puedan disfrutarlos.
El jurado hasta hoy se mantuvo en el anonimato, por la simple necesidad de evitar inoportunas distracciones, y cuidar así la calidad de los resultados. Pues bien, nuestros jueces son de lujo y han logrado elegir textos de gran nivel, venidos desde distintas partes de nuestro país y el planeta. Ellos son:

Eduardo Gonzales Viaña, uno de nuestros más grandes y exitosos escritores peruanos. Es autor de diversas novelas, cuentos y artículos periodísticos. Desde 1999, está afincado en los Estados Unidos y es catedrático en Western Oregon University. Su novela “El corrido de Dante”, es considerada un clásico de la literatura de migrantes. Con ella obtuvo el Premio Latino Internacional 2007 de los Estados Unidos, donde venció a decenas de los más consagrados autores latinoamericanos. A pesar de su enorme investidura, nos apoyó de principio a fin sin pedir nada a cambio.



Fernando Iwasaki es otro de nuestros mayores escritores. Reside en España desde 1989, en Sevilla, donde es columnista del diario ABC, director de la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco, y socio de honor de Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror. Ha ganado diversos premios de los que destacan el Premio Copé de Narrativa (1998) y el Premio Algaba (Madrid, 2008), por su obra “Republicanos. Cuando dejamos de ser realistas”. Es autor de los fascinantes “Ajuar funerario”, “Helarte de amar”, y “El libro del mal amor”, entre otros.



Isaac Goldemberg es otra de las lumbreras que nos ha acompañado en este concurso. Este peruano de raíces judías, vive desde 1964 en Nueva York donde publica la primera parte de su obra en inglés y español, como “La vida a plazos de Jacobo Lerner” (1978), la que fue considerada por el National Yiddish Book Center, entre los 100 libros más importantes de la literatura judía mundial de los últimos 150 años. Hoy dirige la revista cultural "Hostos Review" y el Instituto de Escritores Latinoamericanos, con sede en Hostos Community College, de New York.



Es importante mencionar que este certamen no hubiera sido posible sin la entrega y el trabajo desinteresado de Josué Sánchez, Sandro Bossio, Jorge Jaime Valdez, Juan Carlos Suárez Revollar, Diana Casas, Edvan Ríos, Ricardo Paredes y Octavio Cáceres, como miembros del comité consultivo para el concurso. Gracias a todos los participantes y felicidades a los ganadores.

COLUMNA: EL BUEN SALVAJE


Todos los santos

Sandro Bossio Suárez

Escucho a menudo referirse al cumpleaños con el sustantivo “onomástico”. “Saludamos a Lusito Martínez Rojas por su onomástico”, dicen los distraídos locutores de los programas radiales tratando, en realidad, de decir: “Saludamos a Luisito Martínez Rojas por su cumpleaños”. Otros, también desorientados, dicen: “Saludamos a Luisito Martínez Rojas por su santo”, refiriéndose también al cumpleaños.
Y es que “onomástico” y “cumpleaños” tienen significados diferentes. “Cumpleaños”  es el aniversario del nacimiento de una persona. En cambio, “onomástico” es el día en que alguien celebra su santo, es decir el día en que se festeja su nombre. Veamos: Luisito (diminutivo de Luis) Martínez Rojas nació el 10 de enero y ese día se celebraba el aniversario (o sea el santo) de San Luis en el santoral católico. Entonces, nuestro amigo Luisito celebra su cumpleaños el 10 de enero y su onomástico el mismo día. Pero si al año siguiente la fecha del aniversario de San Luis varía al 25 de mayo (porque es una fiesta móvil), entonces Luisito seguirá celebrando su cumpleaños el 10 de enero, pero su “onomástico” o “santo” saltará al 25 de mayo. Y así año tras año.
Hay afortunados —como los llamados Juan, Rosa, Pedro, Pablo— que celebran cumpleaños y onomástico el mismo día todos los años. Pero también ruedan por el mundo desafortunados que los celebran en diferentes fechas. O incluso algunos que tenemos cumpleaños, pero no “onomástico”. Dicen que Sandro es la variante griega de Alejandro y en el santoral apenas encontramos nombres cercanos: Santino, Santo, Sántulo, Sancho, Sarbelio, pero nunca Sandro. Ahora bien, si de todas maneras decido celebrar mi “onomástico”, pues debo elegir entre el 30 de enero, el 09 de febrero, el 10 de marzo, el 31 de mayo, el 26 de agosto y otras 20 fechas, porque San Alejandro es uno de los santos más fiesteros en el santoral y ha instituido como 25 fechas de celebración.
Para evitar tanta confusión, la Iglesia Católica, que siempre tiene soluciones para todo, decidió instaurar el día de Todos los Santos, para que la gente celebre su “onomástico” o “santo” en un mismo día, es decir el 01 de noviembre de todos los años.
Otro precepto eclesiástico es que solo se celebra el santo tomando en cuenta el primer nombre: si llevamos dos, tres y hasta cuatro nombres, ninguno de estos sirve; tan solo el primero.
Me contaba mi abuela que, antaño, había que escoger el nombre de la persona según el día en que nacía. Si los padres no lo hacían, al momento del bautismo el sacerdote se daba cuenta, y en ese instante él mismo le imponía el nombre católico como primer identificativo, y dejaba el otro (o los otros) como secundarios. Así los pobrecitos muchachos terminaban llamándose Amargildo, Austromonio, Sandalio, Restituto, Teopisto, Bonobio, Aeropagita. Las chicas tampoco se libraban: Castorina, Encorvalda, Amalsinda, Paspasia, Andrónica, Angustias.
En fin, cosas de la iglesia, que, a propósito, dice que la ciencia que trata de la catalogación y estudio de los nombres propios, así como el conjunto de los nombres de los santos, místicos y mártires, es la Onomástica.
“El onomástico, es igual que ‘el día de mi santo’, designación para aquellos que prefieren celebrar el día en que su nombre aparece en el calendario y que anteriormente perteneció a algún ‘santo’ que en vida llevó ese nombre, según costumbres de la religión católica y que puede ser impuesto independientemente del día de nacimiento”, dice un foro apostólico.
También señala que la solemnidad del cumpleaños consiste en festejar la fecha del nacimiento (o de muerte, cuyo caso se denomina “cumpleaños luctuoso”).
Los académicos de la lengua dicen, además, que “onomástico” es lo perteneciente o relativo a los nombres (y especialmente a los nombres propios) y también el conjunto de nombres propios de un lugar o de un país.
Sinónimo de cumpleaños no es onomástico. Usemos, en todo caso, natalicio.

DESLECTURAS (PERUANAS): Martín Adán / «La casa de cartón»


Barranco por un artista adolescente

Juan Carlos Suárez Revollar



«La casa de cartón» es una novela. No una novela en el sentido estricto del género, sino en una forma experimental, revolucionaria, que sigue los audaces intentos narrativos de la época, llegados desde el otro lado del mar de manos de autores como James Joyce o Marcel Proust. Entre ellos, John Dos Passos había convertido a Nueva York en protagonista de «Manhattan Transfer» (1925). Lo hizo influido por Joyce, quien consiguió que Dublín, a través de un gran retrato colectivo de la ciudad, tomara rasgos palpables de personalidad.
Martín Adán —seudónimo de Ramón Rafael de la Fuente Benavides— empezó a escribir «La casa de cartón» en 1924 y la publicó cuatro años después. Más que en una historia, se centró en delinear a su protagonista: el distrito de Barranco, donde destacan el mar, el malecón, la ciudad. La estructura sigue un modelo de «collage» de cuadros breves donde, en forma de estampas, hace conocer al lector la geografía barranquina y a sus pobladores de inicios del siglo XX. Estas visiones se presentan desde la mente del personaje-narrador. Predomina en el libro una técnica recién desarrollada por Joyce en «Ulises» (1922): el monólogo interior y el fluir de la conciencia. Ese caos narrativo, agravado por la ambigüedad del tiempo, crea la impresión de que ocurre más lenguaje que acción. Pero en su borrosa trama se superponen muchas imágenes y personajes que llegan a un ritmo vertiginoso. Todo ello hace posible leer «La casa de cartón» como un poema en prosa, pero también como la moderna novela que es.
La difusa historia es apenas sugerida por el narrador, un colegial innominado al que atormentan diversos conflictos. Al arrancar el libro tiene catorce y a la mitad «dieciséis años y el bozo crecido». Somos testigos de su maduración, su iniciación en el amor, su aprendizaje literario, su soledad y su interiorización del significado de la muerte. El personaje más palpable del libro (después de la ciudad) es Ramón, quien como colega y cómplice, es también guía y, en cierta forma, rival del narrador —por haber poseído antes a Catita, una Penélope infiel «catadora de mozos», entusiasta por el placer antes que por sus ocasionales amantes—. Los paralelos entre ambos (además de con el propio autor) crean la perturbadora sospecha de que podría tratarse del desdoblamiento de un mismo individuo.
Martín Adán renuncia a la objetividad absoluta y la invisibilidad del autor, perseguidas por Joyce y Dos Passos, para construir un relato subjetivo e introspectivo, que hace preciso identificar los recovecos de la narración a fin de seguir el hilo de la historia.
Antes que retratar personajes, el libro reproduce, más bien, tipos. El paso de cada uno de ellos —incluso en sus fugaces apariciones— permite delinear una representación de la ciudad que los alberga, filtrada por la sensibilidad de artista adolescente del narrador. Existe la imagen constante de un Barranco cosmopolita, donde conviven limeños adinerados con pintorescos europeos que mantienen sus costumbres autóctonas. Pero, también, se halla un halo de integración y de referencias cruzadas —a través de Manuel, por ejemplo— entre lo europeo y lo nacional, entre París y Lima, entre el Moulin Rouge y el Jirón de la Unión. E igualmente, con los habitantes de otras partes del país, en particular de la sierra, retratados como personajes exóticos, vistos desde lejos y apenas insertos en la creciente urbe como obreros o empleadas domésticas, cuyo número a las afueras de la ciudad es cada vez mayor.
En la subjetividad del narrador se aprecia el desgano y una casi sinrazón de vida. Ello es más notorio desde la «muerte» de Ramón, en que el relato se hace más difuso e intangible y pasa de la realidad aparente a una representación análoga a los sueños.
Aunque se les menciona con sarcasmo, aparecen a lo largo del libro referencias a decenas de autores cuya obra le sirve de base, especialmente Joyce y su personaje Stephen Dedalus, de «Retrato del artista adolescente» y «Ulises», con los que guarda estrecha relación.
«La casa de cartón» no solo significó la inserción del contexto urbano en la novelística del país, sino el principal antecedente de los escritores de la generación del cincuenta, quienes, igual que Martín Adán, utilizarían las modernas técnicas narrativas provenientes de Europa y Estados Unidos para revolucionar la literatura peruana.

Festival “Cine del mundo en función continuada”


Solo 4

Desde este 09 de noviembre, “Solo 4” proyectará cada viernes y sábado, algunas de las más grandes películas contemporáneas del mundo, en un ambiente que nació para ello: el ex cine Mantaro.
Así, el Centro Cultural de la UPLA, coorganizador de este festival, abrirá sus puertas para exhibir grandes cintas con el único propósito de darle a nuestros lectores y a los amantes del cine, más espacios culturales, y como antesala a nuestra próxima edición conmemorativa 444.
La cita es desde este viernes 09 y sábado 10 de noviembre, en la sala de proyecciones del Centro Cultural de la UPLA, Real 950, El Tambo – Huancayo. La primera función inicia a las 4 pm, y la segunda a las 6 pm. Los esperamos. El ingreso es totalmente libre.

Viernes, 09 de noviembre
4 pm

El concierto


TÍTULO ORIGINAL    Le concert
AÑO                            2009
DURACIÓN               118 min.
PAÍS                            Francia
DIRECTOR                Radu Mihaileanu
GUIÓN                        Radu Mihaileanu
MÚSICA                     Varios
FOTOGRAFÍA           Laurent Dailland
GÉNERO                   Comedia

Viernes, 09 de noviembre
6 pm

Millennium 2: La chica que soñaba con un cerillo y un bidón de
gasolina


AÑO                             2009
DURACIÓN                129 min.
PAÍS                             Suecia
DIRECTOR                 Daniel Alfredson
GUIÓN                         Stieg Larsson
MÚSICA                      Jacob Groth
FOTOGRAFÍA            Peter Mokrosinski
GÉNERO                     Thriller

sábado, 10 de noviembre
4 pm


Habana Blues
AÑO                             2005
DURACIÓN                115 min.
PAÍS                             España - Cuba
DIRECTOR                 Benito Zambrano
GUIÓN                         Benito Zambrano & Ernesto Chao
MÚSICA                      José Luis Garrido, Dayan Abada, Kiki Ferrer, X Alfonso
FOTOGRAFÍA            Jean Claude Larrieu
GÉNERO                     Drama / comedia / Música

Sábado, 10 de noviembre
6 pm

El artista


TÍTULO ORIGINAL    The Artist
AÑO                             2011
DURACIÓN                100 min.
PAÍS                             Francia – EE. UU.
DIRECTOR                 Michel Hazanavicius
GUIÓN                         Michel Hazanavicius
MÚSICA                      Ludovic Bource
FOTOGRAFÍA            Guillaume Schiffman (B&W)
GÉNERO                     Cine dentro del cine

COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO


Cielo oscuro: la cárcel de los celos

Jorge Jaime Valdez



Joel Calero (Huancayo, 1968) tardó ocho años en ver su película proyectada en la pantalla grande. Hizo un par de cortos, uno con Mónica Sánchez (“El verano próximo”) y dos documentales con cierto reconocimiento, sobre todo “Palpa y guapido” (2003). La larga espera no decepciona, porque nos presenta una obra por encima del nivel promedio del cine peruano.
La historia que desarrolla “Cielo oscuro” (2009) es sencilla de resumir: un comerciante cuarentón de Gamarra, separado y con un hijo pequeño, se enamora de una chica mucho más joven, estudiante de teatro, Natalia (Sofía Humala) que acusa una ausencia paterna que la atormenta. La relación se verá enturbiada por los celos excesivos de Toño, interpretado por Lucho Cáceres.
Llama la atención que se aborda, por primera vez y con solvencia, un universo tan rico y complejo como el emporio comercial Gamarra y su dinámica endiablada. Esta cinta también retrata con seguridad a una clase media baja, emprendedora, pujante; y en medio de esto nos presenta una historia de pasión.
Un amor desigual, no solo por las edades de sus protagonistas, sino por las barreras psicológicas que irán, de a poco, carcomiendo lo que podría ser una relación sana y normal. Los celos enfermizos del Toño se irán manifestando desde las primeras imágenes y serán como una enfermedad silenciosa que lo va infectando todo; este es el lado psicológico y oscuro de la historia.
Por otro lado, la presencia de artistas populares de la televisión peruana, como Mariella Zanetti o Lucho Cáceres, recrean un Perú “criollo” donde la “pendejada” y la viveza son una forma de vida y, lamentablemente, una característica de los peruanos. Muchas de estas peculiaridades están bien retratadas y logran momentos divertidos, relajados, que disimulan el infierno interior de Toño que irá destruyendo cuanto toca.
Las dos secuencias iniciales son emblemáticas para entender la naturaleza enferma del personaje principal, su celopatía no se manifiesta pero ya se avizora: su conversación con la prostituta y luego con su ex esposa dan cuenta de su enfermedad. Les pregunta con mucho morbo por sus ex parejas o con quiénes salen y se deleita cuando la primera abunda en detalles. Los celos han sido un tema recurrente a través de la historia, existen prototipos como el Otelo de Shakespeare hasta películas notables como “El infierno” (1994) de Claude Chabrol, que es fuente y referente directo de la cinta que nos convoca.
En “Cielo oscuro” hay un correcto tratamiento en la dirección de actores, en el guión, fotografía, puesta en escena y banda sonora. Quizá la única observación que le podríamos hacer es que falla, por momentos, en la narración, que se nota fragmentada por los cortes continuos de las secuencias que no tienen un hilo conector que les dé fluidez a pesar de su corta duración. Esta es una observación mínima para un trabajo que se ve con agrado.
Hay que destacar que un filme peruano de este corte haya sido estrenado en nuestra ciudad, y causa tristeza ver que nadie es profeta en su tierra. Hacemos notar esto debido a la poca afluencia de público. Estuvo solamente una semana y fue retirado de la cartelera a pesar de que se trata de un huancaíno, que está haciendo cine de verdad a pesar de las enormes dificultades que esto conlleva.

PERFUME DE MUJER:


La casa de cartón

Martín Adán



Lalá se perforaba las orejas con los meñiques; sus ojos y sus dientes castañeteaban. Yo la besé súbitamente, sin motivo, detrás de una ola achacosa y complaciente que no seguía adelante; el beso resonó en la tarde como en un teatro. El agua estaba negra y verde a motas. Los rieles del muelle se quebraban y deshacían por abajo en estrías de sombra… Parecía que todo iba a derrumbarse —el cielo con el horizonte en llamas; el mar, lleno de agujeros de oleajes; el muelle con los hierros que se disolvían en el mar—. Yo no quería a Lalá. Mis dedos estaban arrugados, endurecidos —Lalá sopló sobre ellos un aliento húmedo y tibio de pulverizador de peluquero—. Salimos del baño como del lecho, como de un sueño… Lalá bostezó.

BREVIARIO: Lo mejor de nuestra literatura oral en Solo 4


Desde la próxima semana, le presentaremos una colección de cuentos basados en nuestra literatura oral andina. Lanzamos esta sección para dar una opción más de desarrollo a la educación y a nuestros lectores, de conocer más sobre nuestra historia y rescatar nuestras tradiciones orales.
Lanzaremos una primera serie de 12 relatos, que podrán ser leídos por niños, jóvenes y adultos, en la escuela o el hogar, que serán seleccionados, adaptados y, en algunos casos, narrados por nuestra escritora en España, Isabel Córdova Rosas.
También creemos que aportarán significativamente al Plan Lector, pues, además de la ciudad y alrededores, nuestro medio llega diariamente hasta comunidades donde pocos libros pueden ser distribuidos y muy pocas autoridades arriban. Ya sabe, desde el próximo sábado en “Solo 4”.

Laguna de los dioses


José Oregón Morales



Ocho autores rasgan el bosque de nieblas de la selva y nos llevan por un mundo mágico y  realista, tierno y brutal, donde conviven dioses y humanos, habitantes de lagunas encantadas y ríos preñados de la bendición del agua y la maldición del oro.
Hablamos de “El oconal”, una antología de cuentos de la selva, con los que el lector podrá escuchar en las noches los cantos estremecedores de las sirenas de Yompor Cac —dios pez—, y de día comprobar cómo los monos “coshiri” devienen en hombres ardorosos, amando sobre las aletas de “lupuna” a sus hembras rendidas de pasión.
En “Pachacámac y la Pacha Mama”, Antonio Brack trasmite la justificada  preocupación del desastre ecológico que los hombres hemos generado, arrastrándonos a una crisis impredecible de agua, alimentos y energía. Recurre a la fábula, al diálogo didáctico de los animales. Pachacamac se convierte en parihuana y vuela por las tres regiones haciéndonos entender que la contaminación de los ríos, lagunas y humedales, con los desagües, los relaves y las toneladas de basura que arrojamos, están matando las especies animales.
Este autor rescata como ejemplos valiosos de protección, las lagunas de “Salinas” y “Parinacochas” con sus miles de vicuñas, alpacas y parihuanas; y la de Mejía en Arequipa, que conservó un espacio para la especie de los totoreros. También la de “Pomacochas” en Huaraz, donde habita el picaflor más bello y más raro del mundo, el Picaflor Admirable. Finalmente, los “Oconales de Villa Rica”, donde niños y adultos forestan los bosques para obtener el mejor café del mundo, sembrar agua y proteger la vida de las garzas.
En “Gringo mataperro”, Ortega Lago combina dos relatos orales: el del “gringo” fóbico, y el de Ayot`s, gran transformador que castiga a los perros dejándoles sólo el don de guiar a las almas en el otro mundo; ayuda que no recibe el “gringo” por haber matado perros cuando estuvo en vida. Mientras que en “El naufragio”, una madre heroína aventura a toda su familia a afincar la región Yanachaga - Chemillén.
En “Lupe” se descubre la grandeza y la miseria de los hombres y las cosas. Sobre todo de Lupe, una adolescente bella, huérfana que desde los siete años vende tamales para sobrevivir en la sociedad que la desampara. Ella será presa fácil de la lascivia humana.
“Café de cucarachas”, pondera la sabiduría de la medicina popular, finalizando, como en los cuentos folclóricos, con el matrimonio feliz del hombre pobre y la colona rica.
“Cashpairo cuy” de Hugo Tello, es un relato anecdótico de la picadura de un “cashpairo” a un joven trabajador que, salvado por una mujer, descubre que los sufrimientos son indecibles, pero no matan.
En “El reino de Co`chepen” (Rolando  Mandujano), el hilo conductor de esta narración es la amistad entre dos jóvenes: Fritz, colono alemán, y Oresem, nativo. El primero es ganado por la hermosura de la selva y por el amor de Yoshi, indígena con quien se casa a la usanza yanesha. Mandujano ha logrado crear una narración que junta la modernidad y la fabulosa tradición oral nativa. Así hace de Oresem el ser que al ingresar temerariamente a la laguna desaparece en ella, para retornar convertido en Garaco, ave que guiará a la pareja hasta la tierra soñada.
“El mono coshiri”, de Helmer Tutus, sigue la misma línea: un argumento de creación personal en la que un mono de circo huye para reintegrarse a su hábitat. Este relato ha sido enriquecido con episodios de la oralidad: “La pantera negra” es la encargada de contar la historia de Narowe, creador de la vida, quien envió cuatro tribus a poblar los cuatro puntos cardinales de la tierra, así nacieron las naciones “tzipiba”, “amawak”, jíbara y la de los “uros” en el Lago Titicaca. Este es un cuento “siringuero” del rito de la seducción del coshiri a su hembra indiferente, la que finalmente lo espera recostada sobre la rama de un árbol, para cumplir, al igual que los humanos, sus fantasías eróticas.