jueves, 11 de octubre de 2012

Cartografía del parnaso


Erika Aquino



Oliveiro Girondo en “Veinte poemas para ser leídos en el tranvía” había dicho:  «La vida aquí es urbana y es simple». Hugo Velazco en su poemario Cartografía aplicada” perfila la ciudad como un animal hiriente y herido, salpicado de violencia sintáctica y furor semántico en el que se va tejiendo de forma impetuosa esta urbe “bestia”, de cuyo hocico el poeta va a escapar tras inventarse un éxodo que lo llevará a concebir el tiempo como fecundador de execración y agravio.
Tenemos aquí, el tópico del viaje ligado al de la urbe, pero que lejos de ser un encuentro de alegría se convierte en una desmitificación de la aventura que significa éste. Periplo histriónico del poeta que se agiganta ante el descomunal noviembre que pinta la geografía inexplicable de la ciudad.
Su espíritu nocturno le permite penetrar sigilosamente en “el ruido de las flores” abriendo su aliento cosmopolita ante disímiles nautas de cartón y tiempo, de allí el carácter de su título, “Cartografía aplicada”,   disciplina de la geografía y que el vate, en una re-semantización del término, la convierte en arte de comunicar el espacio geográfico mediante un lenguaje visual propio, y que le permite representar la localización y las relaciones entre elementos poéticos de todo orden existente, y acaso inconcluso.
Este poemario se convierte también en un mapa del cuerpo que ha de concluir asesinado por la lluvia. Su capacidad para percibir sonidos y voces de la naturaleza es deformadora y lúdica.
En los poemas a escala “1/1000”, el poeta huancaíno nos traslada al ámbito de las tecnologías de información. En un esfuerzo de comprensión y sincretismo incluye el “text message” como un uso tan recurrente de la modernidad. Poemas pequeños que imitan a los mensajes de texto del celular y que incorporan una forma de definir la dualidad entre literatura e internet o “hipertexto”, y que anexan la ambigüedad temática.
Allí encontramos el mapa del cuerpo que reivindica la boca (metáfora de pozo depresivo) como escondite a la soledad, la huida a Estocolmo que nos hace partícipes de los hechos catalizadores que no tienen fronteras y atañen a la humanidad, la latitud de Huacho que queda transcrita con la huella poética (correo electrónico), el puerto de Chimbote que deja constancia del hombre pelícano, las gaviotas solitarias como nueva metáfora del hombre y la muerte, la reivindicación de la tecnología, pero al mismo tiempo su limitación: “Google” y el mapa-poema siempre serán diferentes porque uno —a diferencia del otro— atañe los sentimientos pilares de toda comunicación humana.
Con este poemario concurrimos, entonces, a la transformación del caos al cosmos mediante el acto de creación. Frente a la ciudad adversa y hostil, el poeta traza su arte para deleitarnos con su verbo intenso. Velazco no sólo ha logrado disolver el caos, sino que también propone una nueva forma de escribir la ciudad y de hacer hipervínculos con la vida y la tecnología. 

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