domingo, 2 de septiembre de 2012

Esperando a Superman


Enrique Ortiz Palacios



A propósito de la huelga magisterial escuché decir a alguien que para solucionar el problema de la educación peruana “deberían traer a profesores de EE.UU.”. Recordé entonces los razonamientos de mi niñez cuando a cualquier problema le encontrábamos una solución muy sencilla: “Por qué no traemos a Superman y otros superhéroes”, tal vez invocaban a Rambo.
El problema de la educación peruana no solo recae en el docente sino que también implica al padre de familia y al Estado, sin ellos “unidos” no habrá quien nos salve, ni siquiera los héroes de los cómics. Además quiero aclarar que EE. UU. no es el paraíso en educación. La Evaluación PISA 2009 (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, en español) ubica a ese país en el puesto 17 en habilidad lectora —mientras que Shanghái (China) está en el primero—, puesto 31 en Matemáticas y lugar 23 en ciencias, en tanto que China ha obtenido los primeros lugares de los 65 países evaluados.
Esta situación puede ser corroborada viendo el documental “Waiting for Superman” (Esperando a Superman), donde se puede apreciar los niveles terribles de la educación norteamericana y sus soluciones al estilo “Tinka peruana”, y un sindicato muy parecido al nuestro —en el sentido de que son muy reacios a cualquier cambio planteado por el estado—. También pueden ver la película “Bad Teacher”  o “Malas enseñanzas”, donde la protagonista Elizabeth Halsey es una profesora con poca vocación de enseñanza, además de inmoral, viciosa y abúlica. Un reflejo tal vez de ese sistema educativo estadounidense que tanto admiramos algunos. Sin embargo, me quedo con ese capítulo de “The Simpsons” en que a los alumnos más incompetentes y malcriados —incluido el director Skinner— son “premiados” con un viaje, cuando en realidad quieren deshacerse de ellos para que en la evaluación general no salgan perjudicados.
Viendo “Esperando a Superman”  nos enteramos que en “Gringolandia” premian con un bono a las escuelas y profesores si sus estudiantes han obtenido altas calificaciones. Nuestros problemas educativos serán solucionados en la medida que TODOS los involucrados  participemos verdaderamente, sin imitar modelos educativos como el antes mencionado.
El “bullying” —mejor decir acoso escolar o lo que antaño llamábamos “lorneo”— existe porque el profesor ha perdido el horizonte en la educación, ha dilapidado su credibilidad.  El Estado en vez de darle alicientes ha pregonado a todos los vientos que el maestro es ocioso, borracho, violador, cuando es el mismo gobierno quien lo cobijo por cinco años en las aulas universitarias y luego le entregó su “licencia para enseñar”.
Muy saludable, entonces, sería leer el capítulo III de “La civilización del espectáculo” de Mario Vargas Llosa, titulado “Prohibido prohibir”, y les aseguro que de alguna forma se recuperará esa dignidad que todo ser humano necesita, por nuestros hijos, por nuestros estudiantes, para ser un verdadero Superman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí.