lunes, 7 de mayo de 2012

La universidad y las actividades culturales

Francisco Mucha Gago La cultura registra el quehacer diario del ser humano, su ideología, sus relaciones sociales, su forma de pensar y la búsqueda de satisfacciones vitales. El arte le permite desarrollar sus potencialidades y capacidades, expresar sus emociones y sentimientos, moldear su mente y su cuerpo, entrenar su creatividad. Hoy, las universidades tienen la responsabilidad de desarrollar estos conceptos en sus estudiantes. ¿Cómo hacerlo? Algunas de estas instituciones, acogiendo diversas propuestas, han puesto en funcionamiento espacios para “actividades artísticas y culturales”. Su finalidad, darle al universitario cultura, creatividad y recreación, lo que le permite no solo el contacto con las artes, sino el beneficio de su desarrollo intelectual, del descubrimiento sensitivo, e innovar con nuevas posibilidades educativas. Torrance aseguraba que “para que se ponga en marcha un proceso creativo, es necesario que exista una inquietud proveniente de una fuente de conocimiento”. Este espacio es un medio, una extraordinaria oportunidad, ya que son estas acciones las que iluminan el espíritu de los jóvenes, impulsándolos, dándoles claridad a sus inquietudes y su formación. Sin embargo, para cosechar sus grandes beneficios y su desarrollo óptimo, en las universidades de la región, es necesario y urgente algunas consideraciones, por ejemplo: no confundir su ejecución con la de los talleres artísticos, porque a estos últimos sólo ingresan aquellos alumnos con aptitudes para desarrollar tareas de representación universitaria a través de sus elencos. Todo lo contrario sucede con las Actividades Artístico Culturales ya que ellas involucran a todos los interesados, sin otro requisito que su entusiasta participación. Insistimos que para su eficiencia juega un rol importante la actuación de los maestros, quienes deberán conocer plenamente la tarea a desarrollar: ser pedagogos en el área, caso contrario, tendrán lamentables y hasta negativos resultados. Como refiere Paulo Freire en su obra “La pedagogía de la autonomía”: “Enseñar no es transferir conocimientos, sino crear posibilidades de producción y de construcción para generar cambios”. Entonces, no se trata sólo de armar espacios a los cuales los alumnos se vean obligados acudir por el interés a créditos de por medio, sino que comprueben que estas acciones, al término del ciclo, den como resultados un eficiente trabajo de expresión, apreciación critica de los hechos y apertura creativa plena. Además, claro está, fortalecer su identidad y reforzar su aprendizaje en su formación profesional. Es decir, un medio efectivo para lograr competencias para toda la vida. Ronald Ross, Premio Nobel de Medicina, afirmaba sobre el arte: “Me permite entrar en todos los mercados para interesarme por la ciencia, y para que mi corazón temple todas las pasiones”. He aquí, entonces, una gran muestra de la valía del teatro, la danza, la música, el cine, la fotografía, el dibujo y la pintura, como parte del aprendizaje en las universidades de la región.

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