martes, 17 de abril de 2012

MICROCUENTO:

Caídas

Joel Anicama



Ya voy perdiendo la cuenta de las veces que no hemos podido contemplar juntos la lluvia: cogerte de la mano y caminar despacio para no caerme, empapándome contigo, sin que nos importe el frío porque de hecho vamos muy abrigaditos o abrazados. Pero no, como ahora, ya van muchas veces que observo a solas la lluvia, e incluso sus secuelas, cuando escampa y dejan de crepitar aquellos espejos que yacen desparramados por el suelo de las avenidas. En ellos solo aparecen mi rostro, mis ideas y la calle de turno, los cuales hacen que te vuelva a extrañar una y otra vez. Es así como estoy ahora, liquidado en medio de una calle, observando unas hermosas caídas de agua que se me unen, hundiéndose en el lugar en el que no estás.

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