sábado, 8 de enero de 2011

Solo 4 “347” del 08 de enero de 2011

La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías, pero quizá diga la verdad.

Antonio Tabucchi, Sostiene Pereira


Fotos ganadoras de Alianza Francesa en exposición

Las diez fotografías ganadoras del VI Concurso Nacional de Fotografía, organizado por la Embajada de Francia en el Perú, la Alianza Francesa de Lima y el Centro de la Imagen, en memoria del gran fotógrafo francés Eugène Courret, serán expuestas en Huancayo. La muestra ya ha sido montada en Lima, Trujillo, Piura y Chiclayo y tocan temas tan variados como la pasión de los geniogramistas, el trabajo de los chamanes, los habitantes desalojados del bosque de Pómac, los días de playa en Aguadulce, y la vida de la comunidad amazónica de los shawis.

La muestra será inaugurada en la Alianza Francesa de Huancayo el 14 de enero a las 7:30 PM y estará abierta hasta el 12 de febrero. (Jr. Santa Isabel 367 – San Carlos, Huancayo).


La umbilicalidad de Oquendo y Garciarosales


De muy niño, Gerardo Garciarosales, el poeta grande del Valle del Mantaro, conoció el verdor de la esperanza leyendo a Vallejo, Huidobro, Eguren, Xammar, Fayad Jamis y otros. Ese verdor –según dice él mismo– adquiere la tonalidad de una llama perpetua cuando leyó por primera vez el poema “Madre”, de Oquendo de Amat, y en ese momento comienza su búsqueda más consistente. Aquí una entrevista acerca de su recientemente publicado poemario, de Oquendo, de las añoranzas, de la vida.


¿Qué significa Carlos Oquendo de Amat para su poética?

El inicio del camino, Tal vez el final de mi actitud poética fue encontrar con mis manos aún ciegas “Cinco metro de poemas”. Entonces mi camino poético empieza a delinearse con más nitidez. Al final de este camino, podré disfrutar del verdadero silencio que me ha enseñado Oquendo: “como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante…”


El peso de Oquendo de Amat es enorme en el desarrollo poético del Perú. ¿A qué se debe?

El valor de Oquendo no solo se siente en el Perú, sino fuera de América y en la propia Europa. La palabra de Oquendo recién ha comenzado a desoxidar el eje poético de otros continentes. Creo que es el nuevo inventor de la palabra, aunque aparentemente no dice nada o dice poco. Cuando empezamos a desmenuzar con detenimiento su poética, nos damos cuenta de su intencionalidad social y muy profunda. Su ironía fina se nota, por ejemplo, cuando duce “en Yaquilandia, el cow boy Fritz mató a la oscuridad”. Aquí está su apreciación sobre la dominación norteamericana. Y, ojo, que estamos hablando de la década del veinte del siglo pasado.

¿Y el grupo "Orcopata"? ¿Qué otros poetas puneños rescatamos?

De la misma forma como se le ha empezado a desentrañar a Oquendo, también se ha empezado a redescubrir al grupo Orcopata, ambos ocultados vilmente por el sistema. Gamaliel Churata, representa la otra vertiente de la poesía y el pensamiento andino. No olvidemos tampoco a Emilio Vásquez, Alejandro Peralta, Luis de Rodrigo, José Antonio Encinas, paradigmas del indigenismo peruano. Hay otros también.


¿Cuál es el valor de "Cinco metros de poemas"?

Uno de los valores de este gran breve libro, recae en su originalidad, pues se adelanta al pensamiento europeo, se adelanta al surrealismo europeo, a André Breton. Y en América deslinda posiciones con Vicente Huidobro, porque hasta la penúltima década del siglo pasado se pensaba que Oquendo había sido influenciado por Huidobro.


Usted vivió en Puno, ¿cree que la influencia de Oquendo se generó necesariamente allá?

Si la influencia se traduce como admiración, creo que sí. Me parece que ese influjo se dio principalmente en la conciencia y el respeto de ser poeta, en la utilización y la búsqueda de la palabra exacta, en la sonoridad, la musicalidad y el ritmo, sin dejar de nombrar la creación de la imagen, la metáfora y, sobre todo, en el ahorro de la palabra.

En su última etapa se nota, además, el sello propio de Garciarosales: la fuerza poética. ¿De dónde surge esa vitalidad?

Este sello es el resultado de esa búsqueda. Para mí es sumamente importante el manejo de la palabra como respuesta a la fascinación que me causa la vida. Por otro, lado creo en la juventud del alma. Este florecimiento constante de mi espíritu, me da la fuerza y vitalidad.


¿Hay nuevos proyectos literarios para este año?

Siempre hay nuevos proyectos. Uno de ellos lleva como título tentativo “Ecos de ceniza”. El otro, “Alisos blancos”. Por otro lado, estoy viendo la posibilidad de la publicación de mi obra poética reunida en una antología personal.

En su poemario “Oquendo: espejo de ciegos caminantes”, usted propone una novedosa propuesta artística.

Este libro es el producto de años de búsqueda. Creo que un poeta se renueva constantemente, pues la creatividad no es un acto ocioso ni de bohemia intrascendente; el escritor va experimentando a cada instante, entre el vivir constante de la existencia. Este es uno de mis grandes trabajos.

El buen salvaje

Mis lecturas de 2010

Confieso que ya no leo con la misma compulsión de mi adolescencia. Sin embargo, 2010 fue un año en que, de alguna manera, recuperé temporalmente mi capacidad de lectura. Hasta hace unos años leía casi exclusivamente literatura (sobre todo novelas y ensayos temáticos), pero por mis actividades periodísticas y académicas, ahora comparto la literatura con libros de otros campos: historia (sobre todo del Perú antiguo para preparar un proyecto novelesco de largo aliento), política, antropología, economía, medicina. Entre los autores más memorables que leí (y releí) este año están Doris Lessing, Hertha Muller, Paul Auster, Catherine Pancol, Arturo Pérez-Reverte, Zoé Valdez, Camila Läckberg, Laura Restrepo, Anna Gavalda, John Verdon, Federico Moccia, Daniel Estulin, Fernando Vallejo, y varios más. Por supuesto, destaca Mario Vargas Llosa, cuya última novela demuestra que los maestros también se cansan, pero que los grandes maestros luchan por mantenerse lozanos y vigentes, como lo hace él. También Isabel Allende, una autora a la que sigo con mucha fidelidad desde mi juventud, porque me parece una narradora nata, adictiva, que ahora me magnetizó con su novela sobre la esclavitud de negros en las plantaciones del Santo Domingo del siglo XVIII. Un tercer nombre es Alessandro Baricco, de quien, después de ver una mala versión cinematográfica, leí su novela sobre las rutas de la seda: muy histórica, muy romántica, con inolvidables pasajes eróticos que la acercan a la obra maestra. También Ken Follett, cuya novela sobre generaciones pesimistas marca su resurgimiento en el mundo de la novela. Hace poco me llegó de España “El cementerio de Praga”, que estoy leyendo ahora con deleite, como casi todo de Umberto Eco. Pero si tengo que destacar tres libros, son estos:

“Rosario Tijeras”, de Jorge Franco. En el mes de julio la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano premió una crónica mía sobre música, de modo que estuve en Medellín una semana, donde pude hacer entrevistas y conocer la ciudad. Me avergoncé cuando alguien me preguntó si había leído “Rosario Tijeras” y tuve que decir que no la había terminado (hacía un año que se había extraviado mi ejemplar a medio leer). La segunda noche de mi estadía corrí a comprar el libro y volví a leerlo completo, en unas horas, y me sentí realmente sacudido. Hermosísima historia de un amor imposible en un contexto violento marcado por el narcotráfico y el sicarismo. El personaje de Rosario es poderoso, apasionado, inolvidable: uno de los protagonistas más entrañables y mejor construidos de la novela latinoamericana contemporánea. Conmueve mucho Antonio, el eterno y rechazado enamorado de Rosario, quien narra poéticamente la desgarradora historia desde los pasillos del hospital donde ella agoniza.

“Los hombres que no amaban a las mujeres”, de Stieg Larsson. Confieso mi debilidad por las novelas policíacas, así que este libro fue uno de los más apasionantes de los que leí el pasado año. Lo empecé a leer en el avión de regreso a Perú y rápidamente me enfrasqué en esta primera aventura fascinante de Mikel Blomkvist y Lisbeth Salander, quienes, contratados por Henrik Vanger, deben desentrañar un crimen cometido hace 36 años. Novela policial, pero además una fábula social impresionante del mundo empresarial y automatizado del mundo actual. Casi una obra maestra.

“El hombre que ríe”, de Víctor Hugo, fue, sin lugar a dudas, mi mejor relectura. Esta arrebatadora historia decimonónica volvió a internarme en las callejuelas sucias de Southwark (Londres) y en los laberintos de pasiones de Ursus, Gwynplaine, Dea y Barkilfedro.

Las fotografías de Sebastián Rodríguez y las publicaciones en Morococha


Juan Cangahuala Malpica

En 1930 aparecía una monografía muy especial, cuyo autor era el escritor e investigador Alcides Marín, que llevaba como título “Apuntas monográficos de Morococha”, pequeño aporte para una Monografía de la Provincia de Yauli.

La obra está dividida en varios capítulos, que eran como siguen: I Históricas; II Administrativas; III Institucionales y IV Deportivas. Esta monografía inicia con una referencia: “Como sucede con todos los pueblos del orbe, el riquísimo asiento minero de Morococha tiene una variedad da leyendas históricas”. Hay muchas fotografías que permiten mucho atractivo visual en la publicación. Hay varias que no llevan la firma de su autor, como “Fantasmagórica visión de la antigua laguna de Morococha”, “Panorama del sitio San Martín de Tuctu” o “Fachada del amplio local del club”.

Otras fotografías pertenecen a Pecho Luna, como “El famoso cerro Potosí”, cuna de una de las simbólicas leyendas del lugar. Hay un especial referente de las mujeres típicas de Morococha, en traje dominguero, que conservan las costumbres de la época colonial. En un día de pago, infinidad de obreros, entre plazas y calles, labraban la desventurada suerte de sus hogares. Así también un grupo de obreros en la bocamina de la sección Gertrudis, antes de empezar sus labores cotidianas; entre muchas más de creciente interés.

Pero hay una especial que sí lleva la rúbrica de Sebastián Rodríguez, que lleva la descripción de “Directiva y socios fundadores del Centro Social Morocha”, en 1922, que indudablemente engrosa su obra.

Publicaciones en Morococha

A lo largo del tiempo se editaron diversas publicaciones. Pero la más interesante es una aparecida el 28 de julio de 1929 con el epígrafe de “Alborada”, en que se incluye un artículo titulado “Breves consideraciones sobre Morococha”, de Alcides Marín, que lleva algunas fotografías como “Hermosa vista panorámica de Morococha” (Morococha Nueva), “Interesante vista de la Laguna Morococha", “La sección de San Francisco”, “Departamento de la Cerro de Pasco Copper Corporation”; “Hospital de la Compañía Americana” (Morococha Vie ja), “San Martín de Tuctu”, “Campamento de la Colonia Yanki” (origen de Morococha) y, la última, “Una vista parcial de Morococha Vieja”, que podrían ser del legendario fotógrafo Sebastián Rodríguez.

El minero de los Andes

En 1974, en los talleres de Industrial Gráfica, se imprimía la obra “El minero de los Anaes", del historiador Dr. Heraclio Bonilla, bajo los auspicios del Instituto de Estudios Peruanos, en cuyas páginas encontramos una serie de crónicas, en cuyo final se incluyen cuatro fotografías de Sebastián Rodríguez, que son las nombradas a continuación: “Morococha en 1940”, “Palladoras”, “Ceremonia religiosa”, y la última sobre “Huelga y muerte en M0rococha”. Las tres restantes pertenecen a Wilfredo L0ayza.



NUEVA MUESTRA DE SEBASTIÁN RODRÍGUEZ

Debido al éxito de la muestra fotográfica “Coraje”, del fotógrafo huancaíno Sebastián Rodríguez, hoy inicia la segunda temporada de la exposición. El colectivo Ojos Propios, el Colegio de Relacionistas Públicos de Junín y la Casa de la Juventud y la Cultura de Huancayo tomaron la decisión de reponer la muestra debido al gran aporte que significa para la cultura de la ciudad. La muestra estará abierta hasta el domingo 23 de enero en la sala de exposiciones de la Casa de la Juventud y la Cultura de la Bajada de El Tambo. Un agradecimiento especial a la compañía minera Volcan, al Colegio Zárate y al Rotary Club, sin cuyo apoyo no hubiera sido posible esta imperdible exposición. Es la última oportunidad para verla, pues el próximo mes marcha al Museo de la Nación de Lima, y luego a Estados Unidos y Europa. ¡Excelente determinación!



Retrato de dos mujeres

c. 1935 - 1945

Copia moderna en papel de gelatina de plata

Colección Museo de Arte de Lima

Donación Fran Antmann, Museum of Contemporary Hispanic Art y familia Rodríguez Nájera