martes, 18 de octubre de 2011

COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO

La tristeza según Clint Eastwood

Jorge Jaime Valdez

“Un mundo perfecto” (A Perfect World, 1993) es probablemente la mejor película de Clint Eastwood, que no es decir poco, tomando en cuenta que se trata de uno de los mayores cineastas vivos. Pero también es el nombre que llevará esta columna de opinión dedicada al cine, al arte y a la cultura en general. Por cierto, el nombre de la cinta es una total ironía.
El filme nos cuenta esta historia que se inicia una noche de 1963, en Texas, donde dos reos fugan de la cárcel. En su huida, toman de rehén a un niño de ocho años que vive con su madre y sus hermanas. Como es natural en los policiales se iniciará una persecución por parte de la policía local liderada por el comisario, interpretado por el propio Eastwood. Durante la fuga, uno de los delincuentes mata a su compinche por defender al niño. Sólo los dos continuarán el escape por todo Texas. Así, se forma un vínculo entrañable entre ambos, una gran amistad que se irá convirtiendo en una relación casi paternal.
Phillip es un niño sin padre que cree, vanamente, que algún día éste volverá. Butch no tiene a nadie en este mundo, sólo una vieja postal que lleva siempre y que le recuerda a su padre ausente, su madre muere mucho antes y él crece en un burdel, acunado por el amor de esas mujeres tristes. Entre ambos nace una relación entrañable, el niño ve en el secuestrador al padre que nunca estuvo y, a su vez, Butch Haynes se ve reflejado en la fragilidad del infante y en su niñez robada por la injusticia y la represión de una sociedad castrante y decadente.
Esta es una cinta atípica, tiene de policial, de “western”, de película de aprendizaje, de drama humano, pero sobre todo es un “road movie” o película de carretera. Butch y Phillip son dos desterrados, dos vagabundos, dos desposeídos, son dos vaqueros modernos que cabalgan en un viejo Ford Sedan por praderas inmensas en un viaje sin retorno, en una fuga sin esperanza, buscando alcanzar la libertad en un mundo restrictivo e injusto.
“Un mundo perfecto” es una amarga y pesimista reflexión sobre el ocaso de los ideales de justicia y libertad, también es una visión crítica de los efectos nefastos que deja el abandono familiar, y aún más, esta es una película tremendamente triste, que esconde esa tristeza oceánica con una fotografía de colores luminosos y claros, con espacios abiertos que disimulan su naturaleza de filme de sentimientos, intimista y desencantada.
Kevin Costner hace el mejor papel de su carrera, es un antihéroe que parece a todo momento un sonámbulo, a medio camino a ninguna parte, un espectro, una ensoñación como el disfraz de fantasmita que roba el niño, y que es una premonición de esa fuga sin retorno. Eastwood filma con calma y sabiduría, sus relatos se desarrollan sin prisa, son cadenciosos y dan cuenta de la naturaleza humana.
Ésta es una historia redonda que conmueve hasta las lágrimas. Esta película es perfecta para un mundo terriblemente imperfecto, hay que verla con los sentidos y con el corazón, y entenderemos un poquito más la naturaleza humana, compleja e indescifrable.

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