sábado, 9 de abril de 2011

Prospectiva y planificación para liderar el cambio

Gonzalo Betalleluz

La prospectiva es el estudio científico del futuro, para poder comprenderlo y tener la capacidad de influir en él. A diferencia del fatalismo, que asume que el futuro es equivalente a destino y por lo tanto, todo ya está predestinado a suceder inexorablemente, la prospectiva nos indica que el futuro es factible de ser construido, aplicando sobre él, acciones planificadas y sistemáticas, basadas en lo que se conoce como pensamiento estratégico.
En ese sentido, la prospectiva nos permite estudiar y comprender los futuros posibles, con el propósito de tomar decisiones en el presente, que nos ayuden a construir un futuro deseable. Al proceso de tomar decisiones en el presente, para construir un futuro deseable, se le denomina planificación estratégica. Sin embargo, para que sea considerada como tal, la planificación debe realizarse aplicando el pensamiento estratégico, el cual se caracteriza por ser flexible, tener un enfoque de largo plazo, aplicar la anticipación y la creatividad, incentivar la calidad y el mejoramiento continuo, así como el liderazgo compartido y la gestión del potencial humano.
Queda claro entonces que planificamos en el presente, para lograr un futuro mejor; es decir, para lograr cambios. Si el cambio contribuye a mejorar la calidad de vida de la gente, se le llama desarrollo o progreso. Por lo tanto, tenemos que adoptar una actitud frente al cambio y sólo tenemos cuatro opciones: nos resistimos al cambio, nos resignamos al cambio, nos adaptamos al cambio o lideramos el cambio, pero sin perder la perspectiva: mejorar la calidad de vida de la gente, idea fuerza que desde mi punto de vista significa el pleno ejercicio de nuestros derechos.
En la región, ya se viene trabajando la planificación estratégica hace varios años, tanto a nivel institucional como a nivel local y regional. Sin embargo, es necesario hacer un balance de cuánto éxito y fracaso se ha tenido hasta el presente. La experiencia ha demostrado que planificar es importante, pero que siempre será fundamental tener la capacidad de implementar con éxito lo planificado.
Por lo pronto, hay varios aspectos que no se están gestionando con planificación. Un ejemplo evidente es el crecimiento desordenado de la ciudad, sin urbanismo, que en pocos años nos dejará sin extensiones agrícolas y ganaderas en todo el Valle del Mantaro.

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