sábado, 12 de marzo de 2011

EL FOLKLORE QUE YO VI


Carnaval Huanca con Rompe olla



Luis Cárdenas Raschio



Cuando llegaba el domingo de carnaval, parecía que el campo se alegraba, porque empezaba a florecer la papa y esperaba a ser re cultivada. El campesino decía: “Ha llegado el día de realizar el “acshu tatay””.

Tuve como vecino a un distinguido señor llamado Néstor Herrera, quien tenía una extensa chacra sembrada de maíz y de papa. El día domingo de carnaval, a las cinco de la mañana, empezaban a llegar los campesinos de toda edad, trayendo consigo sus azadones, picotas y otras herramientas, para realizar el “acshu tatay”. Después de un suculento desayuno, y al guapido de un “huanca walarsh”, empezaban a trabajar al compás de una pequeña orquesta compuesta por un arpa, un violín y un clarinete. Una “wambla” acompañaba cantando y tocando su tinya. De rato en rato, alguien guapeaba y otro le respondía; la chicha y el aguardiente empezaban a hacer efecto. Terminando el medio día, después de almorzar, a cada persona se le entregaban seis paquetes de serpentinas, un poco de talco, una bolsita de pica pica y un chisguete. Alegres, bailando su Huaylarsh, se dirigían a Alata a seguir bailando y compitiendo con otros grupos.

El Miércoles de Ceniza empezaba con la llegada de los amigos e invitados de don Néstor Herrera, a partir de las nueve de la mañana. Toda la noche se había cocinado el mondongo y conforme llegaban tomaban su desayuno con un suculento plato de este potaje. Todos los invitados traían sacos de cerveza, vino y anisado.

Los especialistas calentaban los hornos para la pachamanca. Las esposas de los invitados también se contagiaban de los quehaceres y todos ayudaban. Después del almuerzo las damas se vestían de “cotunchas”. Por su parte, los varones con su chaleco color vicuña, primorosamente bordados, y al compás de una mulisa, empezaban a bailar y a jugar con el talco, la serpentina y el chisguete. Así, con la música del Carnaval huanca se comenzaba a romper la olla y el contenido de ésta solo podía recogerse por los hijos de los invitados; se rompían por lo menos unas ocho ollas llenas de caramelos y monedas de plata, las cuales daban el padrinazgo para el próximo año.

El huanca nunca realizó “Cortamonte”, solamente “Rompe olla”, que tiene el mismo fin de nombrar padrino. Cuidemos nuestros árboles.

Este es el folklore que yo vi.

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