sábado, 12 de febrero de 2011

Microcuento


Eternidad

Álvaro Sanchez Schwartz

Cada mañana poco antes de despertar, Giuseppe Borja soñaba que moría. Un sudor frío recorría entonces sus sienes y mejillas; las que como imaginarias corrientes de río después de recorrer sombríos valles iban extinguiendo sus cansadas aguas en la comisura doliente de sus labios. Una mañana después de una noche en la cual se soñó a sí mismo descalzo frente a la desértica experiencia de su vida, sintió que la muerte jamás lo alcanzaría, que esta vez la tranquilidad sería por siempre parte de él, y que de su ser jamás se alejaría la vida. Esa mañana al despertar, Giuseppe Borja se encontró frente a la presencia de Dios.

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