sábado, 18 de septiembre de 2010

EDICIÓN 331 DEL 18 DE SETIEMBRE

Muestra fotográfica “Presencias inadvertidas – Ausencias evidentes” en el ICPNA

Una visión comparativa de las antiguas salas de cine de Lima con las actuales es lo que se podrá apreciar en la muestra fotográfica que se inaugura este viernes 24 y que irá hasta el 15 de octubre en la galería del centro cultural del ICPNA Región Centro. Las fotografías de las antiguas fachadas de distintas salas de cine de la década de 1950 son del fallecido Antar Giacomotti, y las actuales de los fotógrafos Gladys Alvarado, Eduardo Hirose y Ricardo Yui. Esta exposición será además un recorrido por dos épocas del cine y de la ciudad de Lima.


LA CITA:
No soy como Ingmar Bergman. Yo no necesito dormir con mis actrices. Más bien necesito sentir que hay comunicación y respeto mutuo con ellas.
Claude Chabrol, cineasta francés
(24 de junio de 1930 - 12 de setiembre de 2010)

Walter Carreño: La perversidad de la disciplina

Héctor Meza Parra

La obra del pintor Walter Carreño Medrano retrata vivencias históricas o indígenas. Aunque natural de Lima, es tarmeño de corazón, pues ha vivido gran parte de su vida en Tarma y su pintura tiene como tópico principal a esta provincia. A continuación, el escritor Héctor Meza Parra nos habla más de él a través de una emotiva crónica.

Nunca se enfada, nunca se le ve apresurado y nunca se le va a ver tomando sol. Jamás puede estar lejos de lo que más ama: la pintura. Pudiera prescindir fácilmente de la tecnología y los amigos pero nunca de los colores. Todas sus fantasías, todos sus sueños y todos sus proyectos están metidos allí, en su pincel. Vive entregado a la poesía de las gamas y a los matices de los cerros las veinticuatro horas del día. Casi no pinta rostros sino ciudades de barro y teja. Pinta palomitas como si fueran nubes blancas. Walter me ha confesado que desde la partida de su más grande amor, Cristina Ayllón Galleres, y a quién en verdad le debe todo el éxito de su carrera, no ha encontrado otro cobijo mejor que aislarse en su taller. Allí está su vida y quizás su muerte. No necesita más que una paleta, un pincel, un recuerdo y su imaginación para crear microcosmos inexistentes como un sueño de aquello que nunca podrá alcanzar.
Walter ha transitado mucho por la vida y por el mundo, pero Argentina ha sido el primer país que le dio el espaldarazo a su carrera. Allá también formó a otras jóvenes promesas. Más de una vez le pidieron que se quedara pero él se negó; siempre prefirió la tierra de sus padres. “Es que siento su magia dentro”, me confesó alguna vez. Pero Walter ha sido y sigue siendo el hombre que se ha valido de su talento para conseguir sus grandes viajes. Por ejemplo, ahora tiene una próxima visita a Canadá, donde llevará el límpido cielo serrano envuelto en lienzos para ser mostrado con sencillez y orgullo frente al cosmos del automatismo, esto gracias a la filantropía de un gran hombre, el ingeniero Carlos Contreras.
En realidad, Walter es un apasionado, un artista comprometido con su vocación. A estas alturas y a estas horas, estoy seguro que debe estar pintando, y si no es con el pincel es con la imaginación. Hace poco estuvimos tomando una taza de café en su casa y mientras él se demoraba atendiendo la puerta del primer piso, yo aprovechaba para conversar con esos seres extraños que habitan los recovecos de su habitación: sus pinceles, sus fotos, sus diplomas. El más viejo de los pinceles habló: “Señor —me dijo— si usted se fija en las pinturas de Walter va a ver que hay algo de él en cada una de ellas, sobre todo en esos de color ladrillo-greda. Es como si al pintar salpicara y dejara su espíritu sobre esas piedras. Sí, le encanta pintar paisajes más que rostros. ¿Quiere que le confiese algo? Walter es perfecto cuando emplea la técnica del carboncillo”. Al rato, pidió la palabra otro pincel en voz alta, y lo hizo para quejarse de Walter, decía que no le daba vacaciones hacía mucho tiempo, que lo explotaba demasiado, y no contento con dejarlo mocho también le dejó sin dientes. “Es malo, a veces” —me dijo otra voz— y yo, curioso, seguí preguntando: “y ¿por qué es malo Walter?”, “porque a nosotros los niños también nos hace trabajar hasta muy tarde…no nos deja descansar”. Después se formó un coro de protestas exigiendo que se respeten sus derechos. “Haga algo por nosotros, señor”. Cuando iba a hablar, Walter subía, así que les hice un guiño cómplice y les prometí regresar. Pero sentí que no me creyeron.
Walter ya no tiene tiempo para seguir escarbando en su pasado. Me dice con gran cariño y respeto que lo acompañe a su taller. Efectivamente, al llegar, me explica el por qué de las mantas multicolores, la bicharra y el asustadizo cuy que va cobrando vida en aquel cuadro de la esquina. Luego de imponerse un silencio de claustro, se coloca el mandil esas manos frágiles y se transforma en el artista que es para completar lo último de sus creaciones. Siente que le falta algo, entonces recuerda que debe prender el equipo. Sale la música de Vivaldi y Walter se eleva. Yo lo observo y él empieza a desconectarse de este mundo. Al rato, desciende hacia el pie del boceto inconcluso y se queda pensando dónde debe mejorar. Mientras se pierde en esas punas, yo cojo mi cartapacio, lo limpio y me dirijo a la puerta. Él sabe que lo estimo, por eso salgo casi de puntillas, sin despedirme.
Sé que a partir de esa hora empezará la orgía entre los colores y él.


MÁS DATOS:
El pintor Walter Carreño nació en Lima. Hizo sus estudios en la Academia de Lima, y desde 1973 en Buenos Aires con el Maestro Ernesto Murillo y en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes "Ernesto de la Carcova". Ha trabajado en Argentina, Francia, Holanda y Suecia.

Imágenes de arriba abajo: (1) Walter Carreño con su madre. (2) Walter Carreño en una muestra de su obra. (3) Mujer andina. (4) Trabajando el paisaje.

Entrevista a Hernán Romero

“El actor es un estudioso del alma humana”

Juan Carlos Suárez Revollar

Hernán Romero (Callao, 1942) llegó a Huancayo para dictar un taller de teatro y para interpretar un monólogo sobre el Evangelio según San Marcos, un espectáculo que ha sido visto por más de 25 mil personas por todo el mundo. Se trata de uno de los principales actores —y una de las voces más autorizadas— del país, no sólo del teatro, sino del cine y la televisión. Concedió a Solo 4 una entrevista que reproducimos a continuación.

¿Qué nos puede decir del teatro peruano?
El teatro peruano tiene un gran futuro. Hay una gran cantidad de elementos jóvenes, tanto en la actuación, como en la dirección y en la dramaturgia. A diferencia de cuando yo empecé, hace cincuenta años, y ensayábamos tres meses para hacer tres funciones; ahora se ensaya tres meses para hacer temporadas de seis meses. Vamos avanzando.

¿Es eso influencia de la forma de trabajo de las grandes compañías teatrales europeas o estadounidenses?
No, yo más bien creo que es la inquietud de los muchachos, que han visto esa labor quijotesca de quienes veníamos desde antes. De alguna manera hemos sembrado y ellos están cosechando.

Últimamente se ve con más frecuencia un teatro más intelectual en el Perú.
La finalidad del teatro es educar. Existe un teatro digestivo, de la risa, que también es válido porque así como el ser humano necesita dormir, necesita también reír y pasar un buen rato. Ese tipo de teatro que no deja ningún mensaje, sino que lleva momentos de hilaridad y de diversión es también necesario. Pero otro tipo de teatro más comprometido es el que deja en el espectador una inquietud, y le hace salir del teatro cuestionando algo de la conducta humana, pensando en los motivos que inducen al ser humano a adoptar tales o cuales actitudes y determinaciones. Esa es la finalidad del teatro, despertar en el ser humano la necesidad de confrontar y cuestionar en sí mismo sus conductas.

Pero ese tipo de teatro es más difícil de poner en escena y de llegar al espectador.
Yo no hago ninguna diferencia entre el teatro comercial y no comercial. Todo es comercial. Yo acabo de hacer muchas temporadas, Las manos sucias, de Jean Paul Sartre, Cristales rotos o Las brujas de Salem, de Arthur Miller, que es teatro artístico, y con la sala llena los cinco meses. Eso de lo comercial y no comercial debemos empezar a dejarlo de lado. Ahora que si hacemos una obra con el propósito de llenarnos de dinero, eso ya no es válido. Yo hago una obra con el propósito de divertir a la gente o de transmitir un mensaje. Esos son los objetivos, el resto viene por añadidura, como resultado del respeto por el trabajo y por el público.

Recuerdo de mi niñez una telenovela que veía con mi madre, El hombre que debe morir, en que usted interpretaba al malo de la historia.
Esa telenovela la dirigí yo. Era un psicópata, un hombre enfermo que había visto a su madre teniendo relaciones con un esclavo en un plantío de algodón, y estaba traumatizado por eso. Y era un lindo personaje. Los personajes con conflictos, retorcidos, le plantean al actor posibilidades de mostrar versatilidad, temperamento, posibilidad de cambio. Fue un trabajo muy grato para mí. Además, cuando murió ese personaje, Otto Müller, a pesar de que era el malo, la gente lloró. Y si tú no me crees, hace poco en Cusco me reconocieron por Otto Müller, lo mismo en Juliaca.

¿Alguna otra participación actoral, a su juicio, memorable?
¿Memorable? Demasiado pretencioso, yo no me puedo juzgar (risas). No voy a opinar acerca de mi trabajo. Personajes que me hayan gustado muchísimo, en el teatro, por ejemplo, don Juan Tenorio, el que hice en Los cristales rotos, en La celebración o en Las brujas de Salem. Son personajes llenos de vida interior, llenos de carga, que permiten al actor una investigación. El actor es un estudioso del alma humana.

¿Y qué nos puede decir del cine?
Yo he estudiado cinematografía con Armando Robles Godoy, quien ha fallecido recién. Era mi maestro, que en paz descanse. He dirigido cortometrajes, publicidad, televisión. El cine es un lenguaje distinto al del teatro. En el teatro tenemos un gran plano general, dentro del cual los actores se mueven. El cine tiene la particularidad de que la cámara se acerca, se aleja, se mueve, y tiene su propio lenguaje. La cámara apoya el momento dramático con el movimiento. Un ejemplo de cómo su movimiento puede crear terror es El resplandor, de Stanley Kubrick. Comienza con un travelling por un pasillo vacío, donde un chiquito va entrando desde un primer plano hacia el fondo en un triciclo que suena ¡chic!, ¡chic!, y eso le pone a uno los pelos de punta. El cine presenta al actor posibilidades expresivas insospechadas, porque con una mirada en un plano cerrado uno puede expresar lo que está sintiendo. En el teatro a la cuarta o quinta fila la expresión del rostro se pierde, entonces hay que expresar más con el cuerpo. En el cine se puede susurrar, en el teatro hay que hablar fuerte, porque son 500 o 600 personas que tienen que escuchar lo que se dice.

El cine, a diferencia del teatro es, digamos, imperecedero, porque deja un registro.
El teatro es similar a la vida; ambos empiezan y terminan, no dejan un registro, salvo algunas fotos amarillentas de los abuelos por ahí. En el cine sí hay los registros, pero cuando vemos los de las películas de los años cincuenta nos da risa. Por ejemplo, cuando yo estudiaba Historia del cine, veía Frankenstein, Nosferatu o los primeros Drácula; eran películas que hacían gritar a la gente. Ahora las vemos con otros ojos, y sonreímos. Respetamos el talento de sus directores, pero las épocas son otras. En el teatro, cuando se graba, no queda bien, no es grato de ver, pierde encanto, pierde magia. Si se quiere grabar, pues en estudio, y hacemos un montaje cinematográfico o televisivo.

Perfume de mujer


Oscar Wilde, Salomé

HERODES: ¿No tiene un aspecto extraño? Es como una mujer loca, una mujer loca que está buscando amantes por todas partes. Está desnuda, además. Absolutamente desnuda. Las nubes están tratando de cubrir su desnudez, pero ella no lo permite. Se muestra desnuda en el cielo. Vacila a través de las nubes como una mujer ebria... Estoy seguro de que está buscando amantes. ¿No vacila como una mujer ebria? Es como una mujer loca, ¿verdad?

Función continuada: En cartelera


Tras largas semanas, dos buenas películas se pueden ver ahora en la cartelera comercial de Huancayo: la española “Apariciones del más allá” y, particularmente, la peruana “Contracorriente” (Javier Fuentes León, 2010), que ha recibido muy buenas críticas dentro y fuera del país, y que por fin llega a nuestra ciudad. ” Por cierto, representará al Perú en la competición inicial para la selección por el Premio Oscar 2011, y ya está siendo exhibida en España. En Estados Unidos, por su parte, se estrenará bajo el título de “Undertow”. Cabe señalar que obtuvo varios premios en diversos festivales internacionales, como en el de Sundance, dedicado al cine independiente.

Cítrica crítica: Trabajar soñando

Javier Arévalo

Tengo una amiga, Sheila Alvarado, dibujante, grabadora, artista plástica, que trabaja más de catorce horas al día, como yo. Eventualmente, cuando nos vemos en la noche, nos preguntamos: “¿por qué estoy tan cansado?”.
La respuesta más truculenta —para nosotros— es que quizá ya no tenemos 20, ni ella ni yo. Pero la respuesta más lógica es que trabajar catorce horas al día no es humano ni saludable. ¿Por qué lo hacemos entonces? Somos artistas, ella pintora y yo escritor. Hace muchos años nos negamos a pertenecer a las tribus de seres humanos que día a día acuden a una oficina, hacen un trabajo con el que pagan sus cuentas, y regresan a sus casas a ver televisión.
Ella dibuja, ilustra, escribe libros, algunos para niños, algunos para nadie. Yo escribo mis propios proyectos, una historieta, una novela, pero también artículos para diarios, y dirijo a dibujantes que ilustran libros para niños y adolescentes, todo desde mi casa, sin moverme, usando el teléfono para entrevistar, la Internet para investigar, el celular para cerrar citas.
Son trabajos agotadores, pero los hacemos porque nos da la gana. Es curioso que ella y yo compartamos un gran desprecio por las escuelas donde nos “educaron”. Su dislexia, incomprendida entonces, la sometió a torturas psicológicas terribles: tenía dificultades para entender lo que leía porque veía las palabras al revés. Eventualmente, era castigada a portar un letrero en los brazos y pasear por el patio. El letrero decía “debo estudiar más, soy burra”.
Hace poco le dije que odiar la escuela es un rasgo más común de lo que parece entre gente que ha logrado cosas interesantes: Einstein sostenía que su aprendizaje estaba limitado por su educación y se aburría enormemente con sus maestros; García Márquez dijo que su educación terminó cuando lo metieron al colegio, Lennon era sometido a palizas por sus estrictos profesores ingleses que nunca se dieron cuenta de que era un genio, y veían en él solo a un líder de pandilla, belicoso y malhablado. Newton le tenía terror a un muchacho que lo hostigaba, eso decidió que se escondiera en la biblioteca. Si no fuera por ese matoncillo, quizá no tendríamos ley de la gravedad.
Todos ellos no entendían el trabajo como una maldición. Podían pasarse horas de horas en sus propios proyectos, uno escribiendo música, el otro inventando historias, o escuchándolas, o leyéndolas; los otros, fantaseando con teorías físicas y mecánicas. Dormir era más bien, muchas veces, un trámite odioso que paralizaba sus investigaciones y creaciones.
Decía el cantante Facundo Cabral: “quien trabaja en lo que no ama, aunque trabaje todo el día, es un desocupado.” Que el trabajo sea motivado por un sueño que ha de alcanzarse convierte al trabajo real en una proyección de ese sueño, de modo que, a veces, ir a dormir parece ser el verdadero momento de retornar a la realidad.

Niños autores

La nueva sangre de la literatura

Huancayo es una ciudad de escritores precoces. En los años ochenta tuvimos un buen poeta niño: Angelino Sinchitullo; en los noventa una prometedora novelista niña: Antonia Sinchitullo; y en la primera década del nuevo milenio una muy buena cuentista niña: Isabel Gutarra.
Ahora ha surgido Ronald Santana Sovero, un inquieto niño de doce años que ha publicado su primera novela: “Cuando dos mundos hablan”. Se trata de un relato sencillo, lleno de la imaginación propia de un muchacho de su edad, donde se dan la mano la fantasía (magia negra, hechicería, muertos vivientes), tecnología (páginas web, juegos de video, rastreo satelital) y violencia propia de nuestra época. La imaginación fluye. Pero lo interesante del texto es que, además de estos elementos propios de una entelequia infantil sana, también hay componentes sociales y humanos, como la voz interna que protesta por la violencia desmedida de la nueva humanidad. El eterno enfrentamiento entre Ticos y Contíos es, a la sazón, la justificación que, literariamente, representa la postura que Ronald tiene contra esa violencia.
Un mayor aprendizaje de las técnicas y un mejor cuidado de la edición (responsabilidad entera del editor) son las recomendaciones para este jovencísimo autor, quien debe seguir bregando puesto que nos ha demostrado que no le falta talento.

¿Cómo es percibido el espacio público en Huancayo?

Máximo Orellana Tapia

Hace algunos meses, como parte de un trabajo académico sobre los espacios públicos en la ciudad, entrevisté a distintas personas para conocer sus puntos de vista y así confrontarlos con la realidad. Es así que a la pregunta de “¿Cómo define Ud. el espacio público de la ciudad de Huancayo?”, los resultados fueron que un escaso porcentaje (en promedio 8.3 %) utilizaron términos generales favorables como “pintoresco” o “lugar de descanso y tertulia”, mientras un gran porcentaje tenía la percepción de que son lugares reducidos con escasas áreas verdes, faltos de limpieza y abandonados entre otros indicadores.
También pudimos conocer la disconformidad con los espacios públicos, donde destaca la percepción de que éstos no son planificados y que son lugares mayormente de tránsito que “no invitan a estar en ellos”, cuyo diseño es “defectuoso y con mal gusto”, con una tendencia “kitsch” lejana a una ansiada modernidad. Por otro lado, ha sido aludida la excesiva “hibridez” con que son resueltos “muchos estilos nativos y extranjerizantes”. Asimismo, llamó nuestra atención la percepción de una entrevistada holandesa de que los espacios públicos de Huancayo “son sucios, la arquitectura es fea… pero algunas plazas son bonitas porque tienen flores y estatuas históricas”.
Otros entrevistados señalaron que los espacios públicos son “consecuencia del crecimiento desordenado, la tradición comercial de la ciudad que convierte el espacio de las calles en comercio”, por lo que en líneas generales “casi no tenemos espacio público”, inclusive teniendo en cuenta que la proporcionalidad cuantitativa respecto al número de habitantes es de sólo 2.13 metros cuadrados por persona.
Son considerables también las opiniones de que los espacios públicos se encuentran congestionados por los vehículos: “abrumados por la máquina y no para el hombre”, además de ser insuficientes y saturados, pues constantemente absorben múltiples actividades como desfiles, pasacalles, comparsas, marchas de diversa índole, etc. que los hacen excesivamente ruidosos con ausencia de espacios para exposiciones o teatro al aire libre.
Por ello, la percepción ciudadana, en su crudeza y situación real, es que la problemática de los espacios públicos aún no ha sido abordada con amplitud y profundidad. Por lo tanto, hace falta trabajar mayores y mejores propuestas que eleven la calidad de vida urbana en Huancayo, ya que constituyen uno de los pilares importantes en el logro de mejores ciudades.

El Perú de Alfonsina Barrionuevo

Es investigadora de la cultura nacional

José del Carmen Oregón Tapia
Alfonsina Barrionuevo es autora de un conjunto de libros, dentro de una serie denominada “Nuevos cuentos peruanos”, donde recoge mitos y leyendas de varias regiones del Perú, entre ellas Junín. Estos relatos presentan enseñanzas morales y literatura regional del Perú dirigida especialmente a los niños.
Escritora nacida en el Cusco, su producción literaria es grande, así como sus reconocimientos nacionales e internacionales. Su obra comprende veinticuatro libros, desde los relacionados con el folclore del sur del Perú —en especial de las regiones del Cusco y de Puno—, hasta los libros de literatura infantil. Esta autora peruana demuestra de manera contundente una labor de investigación profundamente relacionada con la cultura nacional y un trabajo que refleja talento literario y el cultivo de géneros como la novela, el cuento, el artículo, entre otros.
Alfonsina Barrionuevo manifiesta que su relación con el valle del Mantaro (que conoce en su totalidad) nace de sus viajes de investigación por todo el territorio nacional y de su especial interés y compromiso por la problemática nacional. En sus propias palabras, ha dedicado toda su vida al Perú.



MÁS DATOS:
Por su obra y su trayectoria, Alfonsina Barrionuevo ha sido distinguida con el Premio Nacional de Periodismo, Palmas Culturales en grado de Maestro, Medalla Ciudad del Cusco, Premio Cámara de Turismo, Medalla de Honor del Consejo Nacional de Mujeres y el John Reitemeyer de la SIP por su defensa de la vida silvestre, con esto demuestra sensibilidad por diversos temas y por la problemática coyuntural de nuestro medio.

Breviario

En la Casa de la Cultura:
Exposición pictórica en Chilca
Con motivo del aniversario de la Asociación de Artistas Plásticos del Centro, esta entidad y la Casa de la Cultura “Héroes de Azapampa” de la Municipalidad Distrital de Chilca, presentarán la exposición pictórica colectiva “Arte y cultura profunda”. Se expondrán veintiséis cuadros pertenecientes a los pintores más reconocidos de la región. La muestra va desde el 20 hasta el 22 de setiembre entre las 9 de la mañana y las 6 de la tarde en el auditorio de la Casa de la Cultura de Chilca (Calle Real 100, pasando la Av. Ferrocarril). La inauguración protocolar de esta muestra será el lunes 20 a las 6.30 p.m.

Agenda semanal

Exposición pictórica
Veintiséis cuadros de los pintores de la Asociación de Artistas Plásticos del Centro.
Lunes 20 al miércoles 22, de 9 am. a 6 pm.
Auditorio Casa de la Cultura “Héroes de Azapampa” de Chilca
Real 100, Chilca

Cine foro
Yellow Submarine
Ciclo: Los Beatles
Forista: Roberto Loayza
Lunes 20, 7pm.
Centro Cultural Continental, Sede Central. Real 125, Huancayo.
INGRESO LIBRE

Taller de apreciación cinematográfica
Martes 21, Juan Carlos Suárez Revollar
Miércoles 22, Jorge Jaime Valdez
Jueves 23, Luis Puente de la Vega
Hora: 7:00 pm.
Auditorio del ICPNA Región Centro
INGRESO LIBRE

Portafolio
Claroscuros
Rubén Alana
Miércoles 22, 7pm.
Centro Cultural Continental, Sede Central. Real 125, Huancayo.
INGRESO LIBRE

Conferencia
Conservación del Patrimonio Industrial
Dr. Luis Repetto Málaga, presidente del Comité Peruano de Conservación del Patrimonio Industrial.
ICPNA Región Centro, COPECOPI y Centro de la Imagen de Lima
Jr. Ayacucho 169, Huancayo
Viernes 24, 7:30 pm.
INGRESO LIBRE

Exposición fotográfica
“Presencias inadvertidas / ausencias evidentes (Salas de cine limeñas, 50 años después)”
Galería de arte del ICPNA Región Centro
Viernes 24, 7:30 pm.
Jr. Ayacucho 169, Huancayo
INGRESO LIBRE

domingo, 12 de septiembre de 2010

SUPLEMENTO SOLO 4 Nº 330 DEL 11 DE SETIEMBRE DE 2010

Cien años de Francisco Izquierdo Ríos
“Solo 4” hace hoy un homenaje a Francisco Izquierdo Ríos, escritor nacido en Saposoa (San Martín), cuya obra se centra en la selva. Nació el 29 de agosto de 1910, y por ello, ahora tendría cien años. Con este motivo, se ha organizado una serie de actividades de conmemoración a lo largo del país, así como la reciente reedición de la novela “Mateo Paiva, el maestro” y del cuento infantil “Ladislao, el flautista” por parte del Gobierno Regional de San Martín. Durante la presentación de ambos libros, el escritor Arturo Ríos Ramírez dijo que “El mejor homenaje a Izquierdo Ríos es volverlo a leer”.







LA CITA:
No bebo sin sed, ya que si no la tengo al presente, la tendré en el futuro. De ese modo la prevengo, como os será fácil comprender. Bebo por la sed venidera. Yo bebo eternamente. Para mí, la eternidad es beber y el beber, eternidad.
François Rabelais, Gargantúa

Francisco Izquierdo Ríos en su centenario

El cantor de la Amazonía

Francisco Izquierdo Ríos (Saposoa, 1910 – Lima, 1981) habría cumplido el 29 de agosto último cien años. Su obra pone en valor la selva como contexto, y a sus grupos étnicos como personajes.
Educador de profesión, ejerció el magisterio en distintas partes del norte del país, particularmente en la zona oriental, en comunidades muy apartadas, lo cual desarrolló en él su conciencia y militancia social. Fue además inspector de educación, cargo que no le fue grato, como él mismo deja constancia en “Motivaciones del escritor”: “obtuve en concurso la plaza de inspector de educación de una provincia serrana, pero a los pocos días de haber asumido el cargo, porque no les convenía a los políticos del lugar, fui trasladado violentamente a una lejana provincia de la selva”, nos cuenta. “Mi mujer se encontraba con avanzados meses de gravidez. No tenía otro camino que viajar a la selva para no quedarme sin trabajo, en la calle. Con el propósito de dejar a mi familia en Chachapoyas, me dirigí a esta ciudad llevando a mi mujer con sumo cuidado por esos caminos escabrosos de la sierra halando mi caballo como el San José bíblico, pero, desgraciadamente, en una desolada escarpa de la sierra, al atardecer no pudo resistir las exigencias de un parto prematuro: nacieron mellizos, quienes después de algunos minutos murieron y los enterré bajo unos nopales, una noche sin estrellas”.
Desempeñó también el cargo de jefe de informaciones del Ministerio de Educación y, tiempo después, el de jefe de la sección de folclor y artes populares. Fue además jefe del departamento de publicaciones de la Casa de la Cultura del Perú, y finalmente director del fondo editorial del Instituto Nacional de Cultura.
Uno de sus cuentos más famosos es “El bagrecico”, que trata de un pequeño bagre que deja su riachuelito natal de la Selva Alta y parte rumbo al mar, instruido por un viejo bagre que, tiempo atrás, realizó el mismo recorrido.
El estudioso Luis Yañez incluyó este cuento en su célebre antología “Cuentos peruanos”, donde escribió que “Izquierdo nos revela, a través de una obra paciente y disciplinadamente elaborada, el mundo de leyenda de nuestra Amazonía. Aunque buen número de sus obras están dirigidas a los niños, esta circunstancia no invalida en absoluto el valor de su producción literaria. Sus cuentos y novelas se construyen con un lenguaje sencillo y directo que sabe decir bellas y apasionantes historias de la selva”.


MÁS DATOS:
Francisco Izquierdo Ríos nació en Saposoa (a orillas del río Huallaga, provincia de Moyobamba, departamento de San Martín) el 29 de agosto de 1910; y falleció en Lima el 30 de junio de 1981. Es autor de los libros “Sacha puyas” —poesía— (1936), “Ande y Selva” —estampas folclóricas— (1938), “Cuentos del tío Doroteo” (1950), “Días oscuros” —novela— (1950), “Papagayo, el amigo de los niños” (1952), “Gregorillo” —novela— (1957), “Mi aldea” —cuentos— (1963), “El colibrí con cola de Pavo real” —cuentos— (1965), “Los cuentos de Adán torres” (1965), “Sinti el viborero” —cuentos— ( 1967), “Mateo Paiva, el maestro” —novela— (1968), “Cinco poetas y una novelista” (1969), “Muyuna” —novelas breves— (1970), “Belen” —cuentos— (1971), “El árbol blanco” —cuentos— (1972), “Pueblo y bosque (1975), “Voyá” —cuentos— (1978), “En la tierra de los árboles” —novela— (1979), entre otros.



Francisco Izquierdo Ríos
El bagrecico
(Fragmento)

El nuevo río, un coloso, se unía con otro igual, formando el Amazonas, el río más grande de la Tierra. Nuestro bagrecico entró en ese prodigio de la Naturaleza a las primeras luces del día, cuando los bosques de las márgenes eran una sinfonía de cantos y gritos de animales salvajes... Allá, en el remoto riachuelito natal, el abuelo le había hablado también mucho del Rey de los Ríos. Por él tenía que llegar al mar, ya él no daba sus aguas a otro río... No se veía el fondo ni las orillas... Era, pues, el río más grande del mundo. “Debes tener mucho cuidado con los buques”, le había advertido el abuelo. Y el bagrecico pasaba distante de esos monstruos que circulaban por las aguas, con estrépito...
Una madrugada subió a la superficie para mirar el lucero del alba, digamos mejor para admirarlo, ya que nuestro bagrecico era sensible a la belleza; el lucero del alba, casi sobre el río, parecía una victoria regia de lágrimas... después de bañarse de su luz, el bagrecico se hundió en las aguas, produciendo un leve ruido y leve oleaje.
Durante varias horas de una tarde lluviosa lo persiguió un pez de mayor tamaño que un hombre, para devorarlo. El pobre bagrecico corría a toda velocidad de sus fuerzas... corría... corría... de pronto columbró un hueco en la orilla, y se ocultó en él... de donde miraba a su terrible enemigo, que iba y venía y, finalmente, desapareció.

Mucho tiempo viajó por el río más grande del planeta, pasando frente a puertos, pueblos, haciendas, ciudades, hasta que una noche con luna llena enorme, redonda, llegó a la desembocadura... El río era allí extraordinariamente ancho y penetraba retumbando más de cien leguas en el mar. “¡El mar!”, se dijo el bagrecico, profundamente emocionado. “¡El mar!”. Lo vio esa noche de luna llena como un transparente abismo verde...


Lea el cuento completo en: http://www.diarioinca.com/2009/08/el-bagrecico-francisco-izquierdo-rios.html

Entrevista exclusiva a León Gieco

El león de la resistencia

Sandro Bossio Suárez
Ya no es el muchacho flaco que cantaba a la vida, a la gente, a la democracia, y que hacía retumbar los estadios y temblar a los dictadores. Ahora es un hombre reposado, con el cabello entrecano cortado casi al rape, pero sigue siendo ese niño que a los siete años se compró su primera guitarra y la pagó en cuotas
trabajando en las calles.


Sigues cantándole a la democracia. ¿Todavía crees que hay dictaduras embozadas en nuestro continente?
Sí, por supuesto. Sigue habiendo injusticias, gente que odia al prójimo, desbalances económicos. Mirá, ahora hay otro tipo de dictadura, la dictadura de la nada, porque ahora la gente vive oprimida por la nada. Esta sociedad se ha vuelto muy indiferente, se banalizó, solo piensa en comprarse un nuevo televisor y con eso la gente ya está satisfecha. Por eso sigo en lucha permanente, como lo hacía Atahualpa con sus canciones, o Violeta Parra, que grande gente esa.

Dicen por ahí que de la música de protesta pasaste a la música de propuesta.
Ah, qué bonito, primera vez que lo escucho. Y sí, está en mi espíritu seguir luchando, pero ahora mi voz es diferente, mis canciones son diferentes. Prefiero decirle a la gente que todavía hay esperanza, que podemos hacer algo por los niños de la calle, por la gente desaparecida…

Y por la naturaleza.
Sí, también por la naturaleza. Ahora interesarse por la naturaleza y la ecología es una cuestión de honor. Y también de sobrevivencia.

Háblame un poco sobre tu niñez. ¿Tus abuelos llegaron de Italia con la mandolina?
Sí, del Piamonte, perseguidos como todos los italianos por las hambrunas y las guerras. Se vinieron a vivir a una quinta (una especie de fundo) donde teníamos de todo y donde había además criollos que eran los peones y cantaban y jolgoriaban después del trabajo. Yo aprendí de ellos. Mi abuelo les llamaba “negros apestaos”. Nunca supo distinguir entre un criollo y un mestizo.

¿Y a qué edad empezaste a cantar y a componer?
A los siete años, cuando mi padre se echó al abandono y se volvió alcohólico. Yo pasé muchas penalidades a esa edad, hasta los diez años, porque mi padre no trabajaba y se había empecinado en sacarnos de la quinta. Tuve que trabajar mucho. Repartía carne en una bicicleta, le hacía los mandados a una señora con mucho dinero, cantaba en los restaurantes para la gente. Mi madre cuando peleaba con mi padre le decía que yo ganaba más plata que él. Era muy triste. Como ya ganaba mi plata, un día me compré una guitarra a plazos. Mi padre firmó las letras, pero yo las pagué, y en la escuela empecé a hacerme conocido.

Entonces, malas experiencias con tu padre.
No, para nada. Al contrario. Él nunca me trató mal. Es más, él fue el único que creyó en mí cuando le dije que quería venirme a Buenos Aires para ser cantante. Me aconsejó que estudiara mecanografía porque la fama iba a tardar en llegar. Y así lo hice. Mis primeros años fui profesor de mecanografía y después trabajé en una institución de télex.

Y llegó la fama.
En verdad, tardó. Primero llegó mi amigo Horacio Pumero, el bajista de los Moscos. Depués Bob Dylan, a quien escuché con fervor (sobre todo esa maravilla “Blowing in the wind”). Después el guitarrista Claudio Gabis, que acababa de separarse de Manal. Sugestionado con Dylan, por su manera de cantar y tocar al mismo tiempo la guitarra y la armónica, me dije que yo también podía hacer eso. Y así fue. Compuse el primer tema de mi vida, “Hombres de hierro”, que es un plagio de “Blowing in the Wind”, con una letra que hablaba del “mendozazo”.

Se dice que tuviste suerte al conocerte con Gustavo Santaolalla.
Creo que sí porque un día, sin conocerlo, me fui a cantarle mis canciones. Él se emocionó y me dijo que grabaría un disco. “En el país de la libertad” fue una de mis primeras canciones. La pasaron en la radio y nunca más tuve que volver a trabajar.

¿Es verdad que al principio te juntaste con Charly García?
Sí y con Raúl Porchetto, Nito Mestre y María Rosa Yorio. Le pusimos al grupo “Porsugieco”. Tengo una imagen: Charly y Raúl pegando afiches en una pared, y yo y Nito en la otra vereda. Era 1976. El concierto fue un éxito increíble.

¿Con qué otros cantantes actuaste?
Con Palito Ortega, con Piero, con Fito Páez, con Pablo Milanés, con Mercedes Sosa. En realidad con todos.

¿Y los militares te persiguieron por cantarle a la libertad?
Mil veces. Tanta fue la presión que en 1978 tuve que irme a vivir a Los Ángeles. Pero volví al año, no podía vivir lejos de mi país, aunque se desangraba. Y seguí cantando a la resistencia.

¿Por eso compusiste ese himno de todos “Solo le pido a Dios”?
Sí, claro. Le pedía por las cosas que quería, con toda honestidad, por la gente, por no morirme antes de lograr algunas cosas más en la vida. Ahora le sigo pidiendo cosas. No para mí, porque yo todo lo tengo en exceso, sino para la gente pobre, para los marginados, para los olvidados.

MÁS DATOS
León Gieco nació en 1951. Su verdadero nombre es Raúl Alberto Antonio Gieco. Se caracteriza por fusionar el folklore con el rock, y por las connotaciones sociales y políticas de sus canciones en favor de los Derechos Humanos y los desposeídos. También es cineasta. Su película “Mundo Alas” ha ganado mucho interés en el público.

Homenaje a la II Feria del Libro en Huancayo

Edgardo Rivera Martínez

Fue para mí una muy grata experiencia concurrir, invitado por la Segunda Feria del Libro Zona Huancayo, así como lo han hecho otros autores y docentes universitarios. Muy grata por el buen número de editoriales que se hicieron presentes, y el gran público que visitó los stands en los que se exhibían y vendían libros de las más diversas materias, como literatura, ingeniería, economía, ciencias sociales, matemáticas, sociología, etc. Y todo ello en un centro comercial muy concurrido y magníficamente iluminado. No es de sorprender, entonces, que cuando me tocó hacer uso de la palabra expresara mi más cálida felicitación a los organizadores señores Willy Mateo Cisneros, Director Gerente General, y Jair Pérez Bráñez, Director Cultural.
Se presentaron en la Feria muchos escritores e intelectuales de trayectoria que sería largo enumerar, y sobre todo jóvenes, como Alessandra Tenorio, Sandro Bossio, Jorge Ruiz Roncal.
Como todos sabemos el libro es, desde tiempos muy antiguos, un instrumento fundamental para el aprendizaje, la investigación, la creación literaria, la difusión de los conocimientos y la cultura, aún en estos tiempos en que el uso de Internet puede proporcionar una ayuda, pero una que es complementaria. La difusión del libro, en todas las áreas, es pues también esencial para el desarrollo y la elevación del nivel cultural en nuestra patria, y en especial de nuestro valle, tan hermoso, y con ciudades y pueblos de un diferenciado sello y una rica tradición en sus manifestaciones populares.
He vuelto a visitar Huancayo al cabo de bastantes años. Me ha sorprendido muy gratamente el gran desarrollo y dinamismo que muestra. Se podría decir que en lo económico es el eje de la región central de nuestro país. Muestra también, como es casi inevitable, una gran congestión vehicular, una innumerable cantidad de establecimientos comerciales, y un gran avance en el desarrollo urbanístico en gran parte de su periferia. Un contexto en que era de esperar el memorable acontecimiento que esta Feria significa, en Huancayo y en toda la región en que se ubica.
Mi agradecimiento, de otro lado, y el de mi esposa, también escritora, por el homenaje a la incansable y cultivada luchadora social que fue Maruja Martínez, jaujina como yo, y que dejó una obra escrita y el recuerdo de sus acciones en favor de los pobres y por un orden social más justo y humano.
Nuevamente, pues, mi entusiasta felicitación a los organizadores, a los participantes y al público que ha asistido.

“Titulares y suplentes…”

El equipo ideal de la Región Centro

Jorge Jaime Valdez

“Titulares y suplentes…” (Bisagra Editores, 2010) reúne en sus páginas una selección de relatos cortos de diferentes escritores de la región, consagrados, aspirantes y verdaderos aficionados.
El escritor antologado más importante es Edgardo Rivera Martínez con “Ángel de Ocongate”, que fue ganador del Concurso de Cuento de las 1000 palabras de la revista Caretas en su primera versión (1981), cuyos jurados, Mario Vargas Llosa y Blanca Varela, quedaron rendidos ante esta joya literaria que, con aliento poético, nos cuenta la historia triste de un ángel caído que vaga por el mundo sin saber su origen.
Otro cuento redondo, metalingüístico y exquisito en el uso de la lengua de Cervantes es el “El capítulo de los obsesos”, de Sandro Bossio, que recrea el que sería un capítulo perdido del Quijote de la Mancha, nada menos; que además tiene un final sorprendente y que gana por “knock out”, como recomendaba Julio Cortázar.
“Aguacero”, del ayacuchano Julián Pérez —quien obtuvo el Premio Nacional de Novela Federico Villareal con “Retablo” el 2003—, es otro cuento hermoso. Con un lenguaje poético reinventa el hablar andino que tanto gusta y tanto buscan otros escritores reseñados en este libro, pero con menor fortuna.
El huanuqueño Samuel Cárdich presenta un cuento breve muy consistente: “Canción para Isabel”. Y el joven escritor huancaíno Augusto Effio, con una prosa precisa y fluida, nos regala un relato inédito, “Vírgenes”, ambientado en un lugar imaginario, como es usual en su narrativa. San Cristóbal es una ciudad que aparece en su primer libro de cuentos “Lecciones de Origami”, a la manera de Macondo, Comala o Santa María; obviamente, salvando las diferencias.
Hay varios cuentos interesantes pero les falta pulirse, son bastante irregulares y hay otros errados que no deberían estar en esta selección ideal. Uno de los puntos en contra de esta selección es que se mezcla a escritores enormes, con otros muy pequeños, pues encontramos jugadores que ya dejaron de ser titulares y bien podrían dirigir equipos mundialistas o hay titulares indiscutibles cuyos pases a ligas mayores valdrán millones, pero hay suplentes que no deberían estar convocados; es más, que ni siquiera deberían jugar. Finalmente, el esfuerzo de Bisagra Editores por conformar la selección ideal de jugadores (escritores) del centro gana la apuesta y merece leerse con pasión y devoción de verdadero hincha futbolero.

Función continuada / La ciudad de las tormentas

Thriller político bajo fuego amigo-enemigo

Juan Carlos Suárez Revollar

Paul Greengrass (Inglaterra, 1955) inició su carrera como documentalista para la televisión, hasta que dirigió “Resurrección” (1989), y años después, “La teoría del vuelo” (1998), que le permitieron asumir un proyecto más ambicioso (y que es, hasta ahora, lo mejor de toda su filmografía): “Domingo sangriento” (2002), un filme político que aborda, en clave de ficción, pero con códigos propios del documental, la masacre ocurrida en Irlanda en 1972 por parte de las fuerzas inglesas contra los civiles que marchaban contra la represión y en pro de sus derechos ciudadanos. De 2004 y 2007 son las dos partes de “La supremacía de Bourne”, y de 2006 un atractivo filme: “Vuelo 93”, sobre lo que habría ocurrido al interior del avión que no llegó a estrellarse contra su objetivo durante los atentados del 11 de setiembre.
“La ciudad de las tormentas”, por su parte, coge muchos elementos de “Domingo sangriento” (particularmente, la estética: cámara al hombro, con imágenes móviles muy realistas), y de “Vuelo 93” toma la temática de fondo: es decir, la colisión de civilizaciones, pero esta vez durante la invasión punitiva de Estados Unidos a los países de medio oriente tras los atentados, en este caso a Irak para capturar las armas de destrucción masiva que fueron el pretexto para la intervención militar. Lo que vemos desde entonces (un mes después del inicio de las operaciones) son los esfuerzos de las dos facciones estadounidenses: para sacar la verdad a la luz, por un lado, y para evitarlo por el otro.
El centro de este conflicto es el oficial Roy Millar (Matt Damon), quien empieza a tener sus dudas por la causa real de la intervención, e inicia por su propio lado la búsqueda de la verdad. Y debe evadir a Clark Poundstone (Greg Kinnear), el agente de la Casa Blanca cuyo poder parece superar todo ámbito. Ese duelo —en que además participan otros personajes como el agente de la CIA Martin Brown (Brendan Gleeson), el poco menos que inevitable teniente Briggs (Jason Isaacs), o la periodista Lawrie Dayne (Amy Ryan)— convierte al filme en un thriller político y, casi, de espionaje.
Las escenas que se suceden en “La ciudad de las tormentas” tienen tanto dinamismo como lúdico es el ritmo de la narración. El uso de la estética documentalista contribuye a dar mayor veracidad al filme, cuyo trasfondo es eminentemente de balance de la guerra en Irak: un balance negativo para Estados Unidos, por cierto. Greengrass, nuevamente, habla fuerte a través de su cine.

LA CIUDAD DE LAS TORMENTAS
Director: Paul Greengrass
Título original: Green Zone
Idioma: inglés con subtítulos en español
Duración: 115 minutos
País y año: Estados Unidos, 2010

María Teresa Zúñiga presente en evento teatral de Colombia

Con auspicio del Colegio Andino:

La Fundación Festival de Teatro de Cali ha organizado la Semana de la Dramaturgia
“Encuentro Internacional de Dramaturgia Contemporánea”, a realizarse entre los días 19 y 26 de septiembre, en la templada ciudad de Cali, en Colombia.
Nuestra primera dramaturga peruana (huancaína de nacimiento y vocación), María Teresa Zúñiga, asistirá a este certamen latinoamericano en representación de la intelectualidad peruana. Participará con la conferencia sobre “La dramaturgia femenina” y, además, dará lectura a su aclamada obra teatral “Zoelia y Gronelio” en universidades e instituciones culturales de Cali. Además, como invitada oficial del evento, participará en los talleres que se desplegarán en el marco del encuentro.
“Es una ocasión importante para el teatro peruano, que estará presente en un evento tan trascendental como este”, dijo la dramaturga al ser entrevistada. Ella partirá del país el viernes 17 para encontrarse con todos los delegados del teatro contemporáneo en Cali. “Agradezco mucho el gesto que ha tenido conmigo y con la cultura el Colegio Andino, en la persona de su director, Samuel Figueroa, pues esta institución correrá con el costo del pasaje de ida y vuelta a la ciudad de Cali. Esta acción habla muy bien de la sensibilidad que tiene el Colegio para apoyar la cultura. Solo así los intelectuales podemos salir a presentar nuestras obras al extranjero, porque de otro modo se hace muy difícil”, señaló una emocionada María Teresa Zúñiga.
Por otro lado, informó que el integrante de Cuatro Tablas, Mario Delgado, asistirá también los últimos días del evento para participar en el foro “Nuevas dramaturgias”. Tenemos excelente representación.

MÁS DATOS:
María Teresa Zúñiga Norero (Huancayo, 1962) es actriz, directora y dramaturga, fundadora del grupo de teatro “Expresión” junto con Jorge Miranda. Es autora de muchas obras teatrales, entre las que resaltan “Corazón de Fuego”, “Zoelia y Gronelio”, “Mades Medus” y “Atrapados”. Ha participado de numerosos encuentros de teatro en el Perú, Europa y Estados Unidos.