miércoles, 1 de diciembre de 2010

La Huaconada de Mito y la educación liberadora


Máscara del huacón moderno.

Consuelo Arriola Jorge

En el presente artículo, la escritora y educadora Consuelo Arriola nos habla mucho más de la Huaconada de Mito, pero esta vez desde una perspectiva pedagógica.

De todas las artes, se considera más antigua a la danza. Su quehacer actualmente cobra más importancia por la interconexión con otras artes que la enriquecen. Así por ejemplo, en el caso de la Huaconada de Mito, reconocida recientemente como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, postulamos que es parte del arte popular que está al servicio de una educación liberadora.
Esta danza, por el disfraz, tiene dos manifestaciones: el huacón antiguo y el huacón moderno. Sin embargo, ello no la inhabilita para mantener la unidad en cuanto a su significado moralizador. Actualmente ya no se expresa en el sentido del castigo físico o moral a los infractores, pero sí lo hace a través de los símbolos del “tronador”, la expresión de las máscaras y la literatura oral que la rodea. Entonces, si ser huacón lleva implícito un significado moralizador, practicar esta danza conlleva a una autocrítica sobre la vida moral del mismo danzante. Por ello, se estaría realizando una de las características de la educación liberadora: la capacidad crítica.
La Huaconada ha dado también origen a múltiples investigaciones, como la del historiador Simeón Orellana. Más aún, existen creaciones líricas, como las de los poetas Armando Casquero Alcántara o Tulio Mora. Este es el cimiento para que niñas, niños y hombres de todas las edades opten por expresar emociones y sentimientos que afloran al vivir esta imponente danza en todo su esplendor, los tres primeros días de enero. Con ello se practica la capacidad creativa.
En el caso de la Huaconada, era acompañada originariamente por la quena y la tinya. En la actualidad se hace con una orquesta que mantiene la tonada alegre y rítmica con un estribillo (Guillén-Napaico: “Monografía de Mito”) que permite grabar en la mente de los bailantes y observadores. Danzar se convierte, así, en una liberación y un placer estético acompañado de la melodía.
En la antigüedad cada danzante elaboraba su propia
máscara. En cada una se nota la expresión autoritaria.
La máscara tallada en madera, preferentemente de aliso, ha sido objeto de variadas investigaciones. En la antigüedad cada danzante elaboraba su propia máscara. En cada una se nota la expresión autoritaria. De manera particular, cada una es única por los detalles que surgen al momento de crearla.
El tronador o “zumba” es otro elemento. Fabricado de tejido artístico de cuero de vacuno, su mango puede ser la pata de un venado, lo cual le da mayor valor. El sombrero tejido y adornado con cintas coloridas y un “rosón” al centro es otro componente que indica poder.
Donde se ha ahondado poco es, quizá, en la textilería. El tejido es otra obra de arte que brota de las manos de tejedores y tejedoras del distrito. Los dibujos en las medias del huacón moderno aluden a las coloridas flores propias del valle, y difieren mucho de los tejidos de otras zonas. Antiguamente también las medias las confeccionaba el propio danzante, su madre, hermana o novia.
El bordado de los mandiles y zapatillas del huacón moderno, por su parte, esboza en el delantal de satén figuras de picaflores, flora del valle, corazones, lazos de amor y mensajes sublimes. Es una pena que estos bordados están siendo reemplazados por la “pana china” y van quedando en el olvido.
Por el rol moralizador que cumplían los huacones, no se daban a conocer por su nombre propio. Así, eran “bautizados” como “El zorro”, “Yanacata”, “Chihuaco”, “Chico Malo”, “Mantarino”, “Ají verde”, entre otros. Cada uno tiene un significado, a veces irónico, pero siempre acorde con la personalidad, característica física o psicológica del nuevo huacón que se inicia con el rito del “corta rabo”.
El atuendo del huacón antiguo, por su parte, conserva su propio significado, que nos remite a épocas preincas, donde lo básico es una máscara grotesca. Los tejidos están hechos de lana de oveja y las ojotas de cuero.
La declaración de la UNESCO, finalmente, debe servir para preservar los valores de esta danza milenaria, cuyo significado, música y elementos forman el juicio crítico y las características de una educación liberadora. Que las nuevas generaciones no la sacrifiquen en aras de la modernidad y la moda, la libertad o la identidad del pueblo, porque “la voz del pueblo, es la voz de Dios”.

Más datos:
Actualmente, en Mito hay cultores del arte del tallado de máscaras: Abel Beriche Macha, Andrés y Julio Landeo Alvarez, Carlos y Juan Verástegui Perales, entre otros. En la textilería destacan doña Antonieta Picho Verástegui y Mercedes Acosta Palomino.


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