lunes, 6 de diciembre de 2010

El origen de la Danza de las Tijeras

Layqa

José Oregón Morales
Música y danza en el antiguo Perú.
La Danza de las Tijeras es una de las más antiguas que tiene nuestro país. En este interesante artículo, el escritor José Oregón Morales nos explica, haciendo una larga regresión en el tiempo, sus orígenes, y su relación con los sacerdotes layqas.


El origen de la danza de las tijeras se remonta a mil 500 años antes de Cristo. Los layqas, sacerdotes, eran los monarcas de los estados teocráticos. Por sus conocimientos de astrología, hidráulica, agricultura, medicina, eran adorados como dioses por pobladores que acudían de todo el continente buscando respuesta a su pasado y futuro, buscando sanidad para sus enfermedades. “A medida que avanzaban sus conocimientos, aumentaba su prestigio y su poder social; más bien que científicos en posesión de conocimientos derivados del estudio, ellos eran poseedores del don ‘sobrenatural’ de controlar las lluvias y los cursos del agua, por lo tanto estaban ligados a los dioses, eran ‘sacerdotes’ de los dioses” (“De los orígenes del estado en el Perú”, Luis G. Lumbreras).
La única forma de sobrevivencia de esos señoríos era la expansión, por lo que tuvieron que crear sus propios ejércitos para conquistar otros pueblos. Crecieron como estados militaristas en que los layqas siguieron ejerciendo su poder o, en todo caso, pasaron a ser asesores inmediatos de los nuevos monarcas. Siguieron conversando con los dioses, con los astros. Sus conocimientos se fueron especializando cada vez más: astrólogos, ingenieros hidráulicos, arquitectos, médicos, cirujanos, geómetras. Los astrólogos seguían “pronosticando” las sequías, las inundaciones, los acontecimientos históricos. Estos estados fueron Wari, Tiwanaku, Moche, Nazca y tuvieron su apogeo 500 a mil años después de Cristo.
Wari, en Ayacucho, fue el primer estado dominador desde Cajamarca y Lambayeque por el norte, hasta Cusco y Arequipa por el sur. Los layqas ayacuchanos tomaron los dioses de la cultura Tiwanakense y pasaron a estar por debajo de los administradores de esta nueva nación, pero conservando sus privilegios. Luego de su apogeo, Wari fracasó y se irguió un nuevo estado.
Durante el Imperio del Tahuantinsuyo los layqas siguieron conservando sus privilegios de sacerdotes y bailaban en diciembre en la temporada de los rituales de agradecimiento al agua en el “Cápac Raymi” o fiesta del Inca.
En la conquista y coloniaje los españoles desataron el mayor genocidio que haya conocido la humanidad. So pretexto de evangelizar, persiguieron y mataron a los layqas, apostrofándolos de “brujos” y “gentiles”, porque eran “enemigos” de la religión católica y competidores directos de los sacerdotes de la iglesia.
Después de siglos, los descendientes de los layqas tuvieron que disfrazarse de demonios y gentiles, y con ese disfraz fueron aceptados para bailar en honor al Niño Jesús y a la Virgen Candelaria. La iglesia los asimiló bajo estas condiciones, para engrandecer los fastos de sus fiestas santorales. Es por eso que los layqas danzarines llevan nombres de demonios: Ccarccaria, Condenado, Lucifer. Así han sobrevivido durante siglos, fingiéndose adoradores de los dioses católicos, pero rindiendo tributo clandestino a sus apus, a la mama pacha al Apu Kon ticse Wiraccocha. Y su arte dancístico y su música han llegado a nuestros días como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Es por eso que los layqas danzarines llevan
nombres de demonios: Ccarccaria, Condenado,
Lucifer. Así han sobrevivido durante siglos.

Creencias
Es la danza de los hombres que celebran pactos con los apus. A cambio de ser invencibles en la danza, magia y sangre, entregan sus vidas en un plazo preciso pactado por ambas partes. Por eso la danza de las tijeras es la danza de los hombres que saben cuándo van a morir.
Nunca ingresan a los pueblos por caminos comunes, podrían estar curados con sapos y ruda por los enemigos para atarles los pies. La víspera de la contienda duermen de revés, colgados de los techos. Llegan a las tumbas de los gamonales del pueblo y les ofrendan vino para que les otorguen el don de mirar por sobre el hombro a sus enemigos.

Las tijeras:
Antiguamente eran confeccionadas en plata pura. Hoy las más cotizadas son las de acero Castell (amortiguadores de trenes). Son dos hojas, hembra y macho; templados con leche de vaca y sangre de toro durante las heladas de mayo y junio para que suenen mejor.

Partes del proceso festivo:
Chaky tinkuchi. Adoración y pascuas. Limpia cancha. Atipanakuy: Danza mayor, pruebas físicas, de pasta y sangre. Despedida o zapatín.
La música y los poemas cantados por las “caporalas” merecen estudio aparte.


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