sábado, 30 de octubre de 2010

Perfume de mujer



La venganza del silencio
Recuerdo claramente la primera vez que hice el amor con Sonia y toqué sus senos altos y duros como los había visto siempre. Su sexo era una pelambre pequeña, de puntas erizadas. Y sus rodillas, sus rodillas de huesos afilados, que yo besaba. A algunos les había parecido una mujer fea mientras estaba vestida, pero Sonia era una de las más suntuosas y sensuales mujeres desnudas que un hombre haya conocido.
Alonso Cueto

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