miércoles, 28 de julio de 2010

Obituario: Roger Jerí (2)

(Edición Nº 321 del 10 de julio de 2010)

¡Aunque te cueste la vida!

Pío Altamirano M.

Caminaba por las calles de Huancayo cubriendo con sus nudillos ambos lados de su rostro, seguramente tratando de mantener calientes esas manos que interpretaban la guitarra como ninguno en nuestra ciudad. Más de uno pensó que se trataba de un indigente o de alguien que había perdido la razón. Las personas cercanas a él, amigos, discípulos o alumnos, podemos asegurar que se trataba de una persona lúcida y de un crítico mordaz del movimiento cultural huanca, y en particular de la música en Huancayo.
Se dedicó por años a la docencia particular de la guitarra académica. Hace seis meses perdió a la compañera de su vida y la depresión hizo presa de él. Por alguna o algunas razones, siempre se negó a la ayuda piadosa de sus amigos o colegas, cuya consecuencia lo llevó al extremo de su desaparición. Se negó también a brindar recitales y conciertos, pero soñaba con un reconocimiento grandioso a su labor en una actuación memorable en un concierto de gala que él imaginaba. Creo particularmente que no se trataba de un concertista soberbio o creído que no quería compartir su genio con el pueblo, sino más bien de alguien con una manera particular de entender la dignidad, y seguramente, con algunas dificultades al momento de encarar los escenarios. Los que tuvimos la suerte de conversar con él, y sobre todo de escucharlo en alguna rara presentación o reunión en particular, nos quedamos con la imagen de uno de los más grandes músicos que ha acogido nuestra ciudad.
Y como en la mayoría de los casos, partió en la casi total indigencia. Sólo la bondad y afecto de sus más cercanos amigos lograron mantenerlo en sus últimos días postrado en un hospital, negándose a seguir viviendo. Es un drama cotidiano en nuestro medio, indolente y ajeno a la labor de sus artistas, encumbrados en sus horas de éxito y olvidados en sus postreros años de vejez. Roger Jerí forma parte ahora de la memoria de aquellos otros grandes que nos dejaron en esta década, como Panchito Leyth, Nicolás Antialón y Zenobio Dagha.
Hasta la eternidad, amigo y maestro.

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